Rubén Vardanyan finaliza su huelga de hambre en prisión y denuncia el juicio en su contra, acusando a gobierno de Armenia de traición y advierte sobre el futuro del país.
El empresario y exministro de Estado de Nagorno-Karabaj, Rubén Vardanyan, ha puesto fin a su huelga de hambre en una prisión de Bakú, denunciando el proceso judicial en su contra y culpando a las autoridades de Armenia de traición por el destino de los armenios de Nagorno-Karabaj.
Vardanyan, quien se encuentra detenido desde septiembre de 2023, aseguró que su huelga de hambre tenía como propósito “demostrar que no hay juicio, sino represalia”, en referencia a lo que considera una persecución sistemática contra la comunidad armenia.
“No soy yo quien está siendo juzgado, sino todos los armenios y el Estado en particular“, afirmó en un mensaje de audio dirigido a su familia. Según Vardanyan, los juicios que enfrenta junto con otros 15 altos cargos y militares de Nagorno-Karabaj son una advertencia para cualquier armenio que hubiera decidido permanecer en sus hogares bajo control azerbaiyano.
El empresario relató que dos armenios de Artsaj, residentes de Stepanakert, testificaron en su contra durante la última audiencia. “Nunca me habían visto en sus vidas, pero hablaron en el tribunal”, señaló, lamentando la situación de quienes se ven obligados a declarar bajo presión.
En su declaración, Vardanyan expresó su indignación por la actitud del gobierno de Armenia, al que acusó de “profundo odio” hacia los habitantes de Nagorno-Karabaj.
“Tras haber perdido Artsaj, en los próximos años también perderemos Armenia si no cambiamos radicalmente nuestra actitud respecto a lo que constituye la élite, el gobierno y el Estado“, advirtió.
Cabe recordar que, durante el prolongado bloqueo de Nagorno-Karabaj, el gobierno armenio instó a los líderes de la región a negociar directamente con Azerbaiyán. Sin embargo, Vardanyan y otros dirigentes rechazaron esta posibilidad, exigiendo la mediación internacional y garantías de seguridad. Finalmente, en septiembre de 2023, Azerbaiyán lanzó una ofensiva militar que derivó en la rendición del gobierno de Artsaj y la huida masiva de la población armenia.
Actualmente, al menos 23 prisioneros de guerra armenios permanecen en cárceles de Azerbaiyán. Entre ellos se encuentran figuras clave del gobierno y el ejército de Nagorno-Karabaj, como los expresidentes Arkady Ghukasyan, Bako Sahakyan y Arayik Harutyunyan, así como el exministro de Defensa Levon Mnatsakanyan y el exministro de Asuntos Exteriores David Babayan.
Los detenidos enfrentan cargos de crímenes de guerra y terrorismo, con acusaciones que incluyen la muerte de miles de azerbaiyanos. Sin embargo, las pruebas no han sido presentadas públicamente y muchos enfrentan posibles condenas a cadena perpetua.
El Parlamento Europeo ha aprobado recientemente una resolución urgente exigiendo la liberación inmediata de los prisioneros armenios, calificando los juicios como “falsos” y denunciando tratos inhumanos, que incluyen el uso de sustancias psicotrópicas prohibidas contra los detenidos.
A pesar de haber puesto fin a su huelga de hambre, Vardanyan continúa en prisión a la espera del fallo en su contra. Su caso se examina de manera separada del resto, aunque solo ocupó su cargo en Nagorno-Karabaj por unos meses y no participó en acciones militares.
Su denuncia pública refleja el temor de que la persecución contra los armenios de Artsaj continúe, mientras el conflicto entre Armenia y Azerbaiyán sigue siendo una herida abierta en la región.
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