Un informe basado en documentos oficiales revela que más de 660 redes delictivas operaron con impunidad en Turquía en los últimos años, mientras el gobierno de Recep Tayyip Erdogan enfrenta acusaciones de complicidad y corrupción con el crimen organizado.
Turquía, un refugio seguro para el crimen organizado
Según una carta del ministro del Interior turco, Ali Yerlikaya, obtenida por Nordic Monitor, entre junio de 2023 y agosto de 2024 las autoridades desmantelaron 660 grupos criminales en Turquía, deteniendo a más de 11,600 personas. Sin embargo, el documento expone una realidad preocupante: estas redes operaron libremente durante años antes de ser intervenidas.
Entre los hallazgos más alarmantes se encuentran 10,000 pistolas, 545 armas largas, 19 granadas de mano y grandes cantidades de drogas incautadas, lo que sugiere un crimen organizado altamente estructurado. Además, se decomisaron documentos falsificados y más de 6,000 pagarés utilizados para extorsión financiera.
Vínculos con el gobierno y corrupción sistémica
El informe señala que el crimen organizado en Turquía no solo existe al margen de la ley, sino que está protegido por altos funcionarios. Según el medio Nordic Monitor, el exministro del Interior Mehmet Ağar, aliado de Erdogan, es considerado una figura clave en la coordinación de estas actividades ilícitas.
Uno de los casos más reveladores es el de Cemil Önal, un contador de la organización criminal Falyalı, asesinado en La Haya en mayo de 2025. Antes de su muerte, Önal había denunciado sobornos a altos funcionarios, incluyendo al exvicepresidente Fuat Oktay y al hijo de Erdogan, Burak Erdogan. Grabaciones de audio filtradas muestran a jueces turcos admitiendo recibir sobornos para archivar casos. Pese a las pruebas, ninguna investigación avanzó en Turquía.
Turquía como santuario de fugitivos internacionales
Como informara SoyArmenio.com el documento también revela que 552 fugitivos buscados por INTERPOL fueron arrestados en Turquía en el mismo período. La oposición política denuncia que el gobierno de Erdogan ha permitido que delincuentes internacionales obtengan ciudadanía turca y protección política a cambio de beneficios económicos.
Según el diputado Cevdet Akay, durante el mandato de Erdogan ingresaron $76,700 millones de fondos de origen desconocido a la economía turca, una cifra que contrasta con los $1,700 millones registrados entre 1984 y 2001. Estos datos refuerzan las sospechas de lavado de dinero a gran escala y complicidad estatal.

Operativos superficiales y falta de voluntad política
Aunque el gobierno presenta los desmantelamientos como un éxito, críticos señalan que las operaciones suelen enfocarse en eslabones débiles, dejando intactos a los líderes de las organizaciones. Además, muchos detenidos son liberados en su primera audiencia, lo que sugiere protección judicial.
La carta de Yerlikaya no aclara cuántos funcionarios fueron investigados por sus vínculos con el crimen organizado, lo que alimenta las acusaciones de encubrimiento. Expertos en seguridad consideran que Turquía se ha convertido en un hub criminal global, con redes que operan en narcotráfico, tráfico de armas y ciberdelincuencia.
Conclusión: ¿Cambio real o fachada?
Mientras el gobierno de Erdogan insiste en su lucha contra el crimen, las evidencias apuntan a una tolerancia calculada durante años. La magnitud de las redes desarticuladas sugiere que el problema es estructural y requiere una depuración independiente. Sin embargo, con un poder judicial politizado y denuncias de corrupción en altas esferas, la impunidad parece lejos de terminar.
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