En los acontecimientos de Nagorno-Karabaj y su posterior cobertura, tanto la prensa como las redes sociales desempeñaron un papel crucial en la interpretación de los sucesos y el uso del vocabulario en lo que respecta a la situación de los refugiados.
Sin embargo, el vocabulario empleado, tanto en los medios tradicionales como en las plataformas digitales, ha sido objeto de debate por su precisión, plenitud y exactitud jurídica.
El uso de términos emocionales, tanto dentro como fuera de Armenia, pudo ayudar a captar la atención del público y generar empatía, pero puede carecer de la exactitud jurídica necesaria para abordar las implicaciones legales de los desplazamientos forzados.
Cobertura mediática: variedad de idiomas y enfoques
La prensa y las redes sociales cubrieron estos eventos en diversos idiomas, reflejando el interés global. En Armenia y Artsaj, el idioma predominante fue el armenio, mientras que medios internacionales emplearon el inglés, ruso, francés y otros idiomas. La cobertura variaba considerablemente según el país, con medios occidentales y de países vecinos como Rusia que utilizaban vocabulario diplomático y jurídico, mientras que las redes sociales, especialmente las que involucraban a la diáspora armenia, tendían a usar un lenguaje más emocional y personal.

Vocabulario emocional y su impacto
El vocabulario utilizado en las redes sociales y algunos medios estuvo marcado por un tono emocional. Términos como «apátridas», «hermanas y hermanos», «Artsaj» o «armenios de Artsaj» se emplearon con frecuencia, pero estos no son términos jurídicos sino expresiones cargadas de emociones.
Pero este lenguaje emocional puede tener un impacto ambiguo: La palabra ‘apátrida’ transmite una sensación de desesperanza, insinuando que Armenia no es la patria de los armenios de Artsaj.
Obligadamente, lleva incluso a explicar que los armenios de Nagorno-Karabaj usan la terminología Artsaj, en referencia al país que fundaron, como una cuestión de identidad propia.
Aunque puede ser un término comprensible desde una perspectiva emocional, este vocabulario puede generar resistencia en los lectores o consumidores de noticias, según el experto.
Por otro lado, estas expresiones también pueden tener un componente positivo, como resaltar el sentido de comunidad y solidaridad entre los armenios. Sin embargo, desde una perspectiva jurídica y mediática, su uso debe considerarse cuidadosamente, ya que puede influir en cómo el público percibe los acontecimientos.
Vocabulario jurídico e internacional
El uso adecuado de términos jurídicos es crucial para describir con precisión la situación de los desplazados. Hay una diferencia importante en la interpretación de los términos en el contexto de Artsaj.
Está claro que llamar a los refugiados de Artsaj «desplazados internos» es incorrecto: Si Artsaj hubiera sido parte de Armenia, podríamos referirnos a ellos como desplazados o desplazados internos.
Tampoco les cabe el término «deportados», ya que el uso común la expulsión de los extranjeros suele denominarse «deportación» y los armenios de Nagorno-Karabaj nunca fueron expulsados de Azerbaiyán sino de su propio país, Artsaj, un país que ni Armenia reconoció.
Por lo tanto, el término correcto es «refugiado».
Este es un punto crucial, ya que la terminología internacional tiene implicaciones legales importantes. El uso del término refugiado se alinea con el derecho internacional, mientras que términos como «desplazado interno» o «deportados» no son aplicables en este caso porque Artsaj no es reconocido internacionalmente como parte de Armenia ni Artsaj fue reconocida por ese país.
Limpieza étnica vs. genocidio: un debate jurídico
Otro aspecto clave en la discusión es el uso de los términos «limpieza étnica» y «genocidio». Durante los últimos meses, estos términos se han usado indistintamente, generando confusión sobre la naturaleza exacta de los crímenes cometidos.
En los círculos de expertos y académicos internacionales, el término genocidio se ve negativamente si no se aplica de manera precisa. Para muchos lo que ocurrió en Artsaj es una limpieza étnica, no un genocidio. Pero la limpieza étnica, aunque políticamente relevante, no es un término legal en el derecho internacional. De hecho, este término solo aparece en documentos políticos como la resolución de la ONU sobre la responsabilidad de proteger, lo que limita su uso en tribunales internacionales.
Por lo tanto, lo correcto es hablar de genocidio.
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