Turquía quiere una ruta de transporte a través de Armenia para conectar con Azerbaiyán, en medio de tensiones por su relación con Rusia e Irán.
Turquía intensificó sus esfuerzos para desarrollar una ruta de transporte separada a través del Corredor de Zangezour, una región que los turcos desean ubicada en Syunik, Armenia. El objetivo es facilitar el transporte de mercancías con Azerbaiyán a través del denominado Corredor Medio. Durante una mesa redonda ministerial en la COP-29, el ministro de Transportes e Infraestructuras turco, Abdulkadir Uraloglu, reafirmó el interés de Turquía en consolidarse como un centro clave en los corredores intercontinentales de transporte.
El Corredor de Zangezour viene siendo un punto de tensión debido a su ubicación estratégica en territorio armenio, reconocida por la comunidad internacional, pero de importancia para Azerbaiyán. La declaración de Uraloglu deja entrever que, aunque Turquía apoya a Azerbaiyán, está dejando en manos de este país la decisión de elegir si la ruta de conexión pasará finalmente por Armenia o por Irán.
“Estamos trabajando activamente con Azerbaiyán en el corredor Zangezur”, afirmó Uraloglu, resaltando que Turquía actuará en consecuencia de la elección de Azerbaiyán. Sin embargo, este planteamiento podría indicar una tensión latente entre ambos países. En el contexto de esta cooperación, parece que Turquía está abierta a explorar sus propios acuerdos con Armenia si así lo requiere la situación, mostrando independencia estratégica respecto a Azerbaiyán.
El análisis de esta situación revela la posible inquietud de Ankara ante los vínculos crecientes entre Azerbaiyán y potencias como Rusia e Irán, que desean redirigir el flujo de mercancías hacia la ruta Norte-Sur. Este corredor, impulsado por Moscú y Teherán, compite con el Corredor Medio y desafía la influencia de Turquía en la región. Como reacción, Turquía ha comenzado a explorar contactos directos con Armenia, lo que podría interpretarse como un mensaje a Azerbaiyán de que Ankara tiene otras alternativas para lograr sus objetivos en el Corredor Medio.
Las recientes acciones de Turquía también podrían interpretarse como indicios de un malestar diplomático. Un ejemplo claro es el rechazo de Turquía al sobrevuelo de su espacio aéreo por parte del avión presidencial israelí en ruta hacia Azerbaiyán, lo que causó la cancelación de la participación del presidente israelí en la Cumbre del Clima en Bakú. Este gesto no solo refleja las complejas relaciones de Ankara con Israel, sino también su descontento con Bakú, dado que esta acción afectó directamente las relaciones entre Azerbaiyán e Israel, un socio estratégico de Bakú.
El distanciamiento de Turquía en la cuestión del Corredor de Zangezour también podría ser una maniobra táctica para ganar margen de negociación con actores occidentales. La construcción del Corredor Medio es vista con buenos ojos por varios países de Occidente, quienes lo consideran una alternativa al corredor Norte-Sur respaldado por Rusia e Irán. Sin embargo, con el cambio de administración en los Estados Unidos, Ankara podría percibir que el interés en el Corredor Medio podría disminuir, restándole importancia a sus esfuerzos en este proyecto.
La situación en torno al Corredor de Zangezour subraya la complejidad de las relaciones en la región del Cáucaso, donde Turquía y Azerbaiyán mantienen una alianza estratégica, aunque no exenta de fricciones. La decisión de Bakú sobre la ruta que tomará el corredor podría marcar el futuro de las alianzas en la región y redefinir la influencia de Turquía.
Si Turquía logra negociar una ruta de transporte soberana a través de Armenia, podría abrir una puerta para una cooperación directa con Ereván, en un movimiento que podría alterar el balance de poder en el Cáucaso y su red de corredores de transporte. La situación también abre interrogantes sobre cómo responderán otros actores regionales y globales, como Rusia e Irán, que buscan consolidar sus propios corredores.
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