La subsecretaria de prensa de la Casa Blanca, Anna Kelly, declaró a la prensa que la ruta Syunik «garantizará la libre circulación, respetando la integridad territorial de Armenia y la soberanía de su pueblo», y añadió que «el proyecto se implementará en el marco de la legislación armenia». En consecuencia, el presidente Donald Trump firmará un decreto para formar un equipo negociador con Armenia para desarrollar el programa.
Los diplomáticos afirman sobre esta situación que «nada está acordado si no todo está acordado». Se prevén negociaciones entre Armenia y Estados Unidos, pero dos cuestiones de principio parecen irreversibles. La ruta Syunik pertenece a Armenia y la circulación se regulará en el marco de la legislación armenia.
¿Podría haberse regulado antes la apertura de la comunicación en Syunik? Como se sabe, en diciembre del año pasado, Azerbaiyán rechazó la reunión Blinken-Mirzoyan-Bayramov, que podría haber culminado con una declaración conjunta sobre el acuerdo de paz entre Armenia y Azerbaiyán. Es probable que Aliyev calculara que el empresario Trump cancelaría los planes de la administración democrática, lo que permitiría empezar de cero.
Este cálculo no se cumplió. Si la declaración del representante de la Casa Blanca sobre la ruta Syunik se ajusta a la realidad, y en tales casos se descartan errores, en esencia, el tema del corredor extraterritorial en Syunik está cerrado, el control de movimiento se realizará en el marco de la legislación armenia y es posible que las inspecciones aduaneras sean realizadas por los estadounidenses.

Este acuerdo no ignora los intereses de Armenia, pero claramente no es cómodo para Azerbaiyán y Turquía. En Bakú y Ankara, probablemente, no se previó tal sorpresa, y la diplomacia turca se ha visto envuelta en una trampa. La presencia estadounidense en la ruta Syunik interrumpe la unidad del mundo turco.
Turquía deberá discutir cualquier plan de comunicación estratégica con Asia Central, Pakistán, Afganistán y China, no solo con Armenia, sino también con Estados Unidos.
Por lo tanto, Bakú y Ankara, que disputan abierta o encubiertamente la soberanía de Armenia sobre la ruta Syunik, también tendrán que lidiar a partir de ahora con los planes geopolíticos de Estados Unidos.
En vísperas de la cumbre Trump-Pashinyan-Aliyev en Washington, Erdogan declaró que Turquía debería liderar un polo separado en un mundo cambiante. ¿Y qué tan beneficioso es para Estados Unidos tratar con otro centro de poder, el mundo turco o el «polo confederativo» turco-islámico? Sobre todo porque la trayectoria de la cooperación estratégica entre China, Pakistán, Azerbaiyán y Turquía se observa con mucha claridad.
Resulta que Erdogan, alabando la ambición desmedida de Aliyev o ignorando sus intenciones, contribuyó involuntariamente a que Estados Unidos se mantuviera al margen del oleoducto Syunik, mientras garantizaba la integridad territorial de Armenia y la soberanía de su pueblo, respetando la ley.
¿Es posible que, en la nueva situación, Turquía pierda interés en la «Vía Turaniana»? Sobre todo porque, paralelamente, se ha enfrentado a otro desafío no menos importante: el gobierno israelí, no sin el consentimiento de Estados Unidos, ha decidido ocupar completamente Gaza. ¿Puede la diplomacia turca orientarse hacia Rusia?
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