Con el nombre de Samvel Karapetyan reapareciendo en los medios como el “hombre fuerte” que Moscú estaría preparando para reemplazar al primer ministro Nikol Pashinyan, se reabre en Armenia una pregunta incómoda: ¿puede un millonario armenio sobrevivir en Rusia sin estar al servicio del Kremlin?
La respuesta está escrita en sangre, en silencio y en millones desaparecidos. Su nombre: Levon Ayrapetyan.
Un salvador verdadero, destruido por no obedecer
Empresario multimillonario, filántropo, figura clave en Karabaj durante los años de guerra, Levon Ayrapetyan fue el antónimo del oligarca obediente. A diferencia de los actuales nombres cercanos a Moscú —Samvel Karapetyan, Ara Abrahamyan, entre otros— Ayrapetyan no se doblegó ante las tareas antiarmenias del Kremlin. Pagó el precio: cárcel, despojo, y muerte por presunto envenenamiento en 2017, un día antes de recuperar su libertad.
En sus últimas horas, alcanzó a alertar a sus familiares: “Me envenenaron. No viviré hasta mañana. No me entierren sin una autopsia”.
Su fortuna, estimada en más de mil millones de dólares, incluía propiedades en Nueva York, Mónaco y Moscú, pinturas de Malévich, Aivazovsky y un retrato de Eva Braun pintado por Hitler. Durante su encarcelamiento, sus activos fueron vendidos o transferidos sin autorización. Una parte esencial de su legado fue saqueada.

¿Un Karapetyan para Armenia… o para Putin?
La reaparición pública de Samvel Karapetyan, desde su celda pero con una visible plataforma política en marcha, ha despertado entusiasmo en sectores opositores a Pashinyan. Pero también alarma. Karapetyan, presidente del holding ruso Tashir Group, ha sobrevivido décadas como empresario exitoso en Rusia, algo que, como destacan analistas armenios, es casi imposible sin cooperar con las estructuras del poder.
¿Es posible operar libremente como multimillonario en Rusia sin acatar los encargos del Kremlin? Técnicamente, sí, pero con consecuencias letales. Y la historia de Ayrapetyan lo confirma. Fue arrestado, juzgado por razones políticas y económicas, y murió antes de revelar quiénes y cómo habían saqueado su fortuna.
Su caso también confirma una constante: el Kremlin usa y descarta. Rubén Vardanyan, a quien Moscú promovió y luego abandonó a su suerte en Stepanakert, fue capturado por Azerbaiyán y permanece detenido desde 2023. Nadie en Moscú levantó un dedo.
¿Conciencia o poder? Una elección imposible
El dilema para los oligarcas armenios en Rusia es trágico: obedecer y participar en operaciones contra los intereses armenios, o negarse y perderlo todo —o incluso la vida. El “éxito” de Karapetyan en Rusia, más allá de su capacidad empresarial, plantea preguntas éticas profundas: ¿qué ha hecho y qué está dispuesto a hacer por conservar su imperio?
El contraste con Ayrapetyan es brutal. Él eligió la conciencia. Pagó con su vida.
Como recordó el abogado Karen Nersisyan, que representa a la hija del empresario, “Levon Ayrapetyan estaba ilusionado, planeaba su liberación, reorganizar su vida, su herencia. No era un hombre derrotado. Murió tras tomar medicamentos entregados por desconocidos. ¿Accidente o asesinato? Nadie investigó seriamente”.
Cada vez que Armenia atraviesa una crisis, Moscú activa su maquinaria: proyecta “salvadores” con capital ruso y discursos patrióticos. Pero el historial es sombrío: dependencia, represión, chantaje. No hay salida limpia del Kremlin para los suyos.
¿Será Samvel Karapetyan el próximo en repetir este ciclo? ¿O simplemente es otra pieza más en un guion que ya hemos visto, con desenlace fatal?
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