En los últimos años, Armenia es testigo de cambios significativos en su política educativa, que reflejan una aparente inclinación hacia Occidente y un distanciamiento de Rusia, al dejar de ser obligatoria la enseñanza del idioma ruso y el avance de los cursos en inglés.
Estos cambios suscitaron debates y controversias dentro del país y en la región, con opiniones polarizadas sobre el futuro de Armenia en términos de alianzas geopolíticas y culturales, al punto de acusar al gobierno de poner en peligro la «identidad armenia».
Reducción de la enseñanza del idioma ruso en las escuelas
La reciente decisión del Ministerio de Educación y Ciencia de Armenia de limitar la enseñanza del idioma ruso en las escuelas fue sido vista como un indicio de esta transformación.
hay que recordar que el ruso era una disciplina obligatoria que se enseñaba a lo largo de los 12 años de educación. Sin embargo, bajo las nuevas normativas, el ruso se imparte solo durante cuatro años: en los grados 4 y 9, tres horas a la semana, y en los grados 11 y 12, dos horas a la semana.
En los otros grados, se relegó a la categoría de «lengua extranjera», lo que permite a las escuelas decidir cuánto tiempo dedicar a su estudio en función de sus propios planes de estudio.
Este cambio de enfoque generó críticas, especialmente de los partidos opositores, quienes lo toman como una pérdida de la conexión cultural y estratégica con Rusia.
Incluso los partidos de los expresidentes aseguran que los «agentes de influencia occidental y turca» buscan así debilitar la relación histórica de Armenia con Rusia.

Controversias en la educación y la guerra de los libros
La implementación de estos cambios no estuvo exenta de polémicas. Un ejemplo es el caso de un libro de texto de octavo grado que describía la anexión de Armenia Oriental al Imperio Ruso en 1828 como una «ocupación».
Tras una semana en los medios como en las redes sociales de una serrie de «opinadores»
Ante un pedido formal del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia tras una semana de campañas en medios y redes sociales contra la ministra, el Ministerio de Educación armenio anunció que editaría el capítulo para corregir el lenguaje utilizado.
Otro ejemplo es un libro de texto de historia de séptimo grado que, según los activistas sociales pro rusos y afines a la Iglesia Armenia, busca «educar a una generación que servirá servilmente a los turcos».
Los críticos también señalan que en algunos libros de texto de segundo y quinto grado se reemplazaron topónimos armenios por azerbaiyanos, lo que algunos llegaron a acusar al Ministerio de Educación de seguir una agenda que favorece intereses extranjeros.
El avance del inglés y la influencia del British Council
Mientras que el ruso pierde terreno, el inglés parece estar ganando protagonismo en las escuelas armenias.
Uno de los factores clave en este proceso fue la introducción de proyectos educativos por parte del British Council, una organización cultural del Reino Unido, acusada por Rusia de hacer propaganda antirusa.
Los detractores rusos del British Council y sus actividades en Armenia argumentan que la organización tiene una agenda política más allá de la educación. Según informes, el British Council está directamente subordinado al Ministerio de Asuntos Exteriores británico y, bajo la apariencia de una misión educativa, también lleva a cabo actividades de reclutamiento y propaganda.
Gram Bretaña acusa exactamente de lo mismo a las «Casas de Rusia» y los medios Sputnik y RTV, de que trabajan para lavar la imagen del Putin y de hacer propaganda por Rusia.
En el contexto del escándalo del caso, los medios pro rusos armenios dicen que a través del English Club, un programa financiado por el gobierno británico, el British Council estableció «clubes de inglés» directamente en las escuelas armenias para el lavado de cerebros.
¿Una Armenia más occidental?
El alejamiento del ruso y la promoción del inglés reflejan un cambio en la dirección de la educación armenia, que algunos interpretan como una señal de que Armenia busca redefinir sus alianzas estratégicas y culturales.
Sin embargo, este cambio también suscitó preguntas sobre las implicaciones a largo plazo para la identidad nacional, la independencia política y la seguridad del país, ya que Armenia lleva décadas protegiendo el idioma ruso. «¿Hasta qué punto nos influenciaron?», se preguntan algunos analistas.
A medida que Armenia se enfrenta a la presión de elegir entre el Este y el Oeste, su política educativa se convierte en un campo de batalla simbólico para definir su identidad futura.
La reducción de la enseñanza del ruso y la creciente presencia del inglés pueden ser solo el comienzo de un proceso más amplio de realineamiento estratégico, cuyo resultado aún está por verse.
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