La reciente declaración de la Federación Revolucionaria Armenia (FRA) y su sello apartidario el Comité Nacional Armenio de América (ANCA) cuestionaron duramente el acuerdo firmado en Washington entre Armenia, Azerbaiyán y Estados Unidos. La acusación central habla de una «venta de la soberanía armenia» a través del llamado «corredor turánico».
A continuación, desmontamos con hechos y argumentos estas afirmaciones.
1. El conflicto de Artsaj ya tiene un camino claro para su resolución
«Declaramos que el conflicto de Artsaj no está resuelto y que la comunidad internacional, en particular la OSCE, como única plataforma con mandato jurídico internacional para la solución de esta cuestión, está obligada a actuar para lograr su resolución».
Contrario a la insistencia del FRA de que el conflicto de Artsaj no se resolvió, el nuevo acuerdo representa un avance significativo. La plataforma tradicional, el Grupo de Minsk, ha demostrado ser ineficiente y su disolución abre paso a mecanismos más activos y modernos, con apoyo de potencias globales como Estados Unidos y Europa.
La comunidad internacional no abandonará su papel; al contrario, ahora trabajará con más pragmatismo para garantizar la paz y seguridad.
2. La declaración no legaliza un corredor unilateral ni sirve solo a Azerbaiyán
Enfatizamos que la declaración firmada, en esencia, legitima la idea del corredor y tiene como objetivo exclusivo servir los intereses azerbaiyanos.
La FRA afirma que el acuerdo legaliza un corredor que sólo sirve a intereses azerbaiyanos, pero la realidad es distinta. El texto firmado enfatiza el respeto irrestricto a la soberanía y la legislación de Armenia sobre cualquier ruta que atraviese su territorio.
La cooperación es bilateral y supervisada internacionalmente, con Estados Unidos garantizando que no haya cesiones unilaterales. El acuerdo busca construir confianza mutua y generar beneficios económicos conjuntos, no entregar soberanía.

3. La «comunicación ininterrumpida» respeta la soberanía armenia
Confirmamos que proporcionar a Azerbaiyán una «comunicación sin obstáculos» a través del territorio de la República de Armenia, bajo cualquier nombre y estatus, constituye, de hecho, la implementación del «corredor de Turan» y una violación de la soberanía de Armenia.
Calificar la apertura de comunicaciones como un “corredor turánico” implica una confusión intencionada. El tránsito a través del territorio armenio se realizará bajo estrictas normas legales armenias, con total control y supervisión por parte de las autoridades de Armenia.
Esta medida no implica pérdida territorial ni militar. Al contrario, fortalece la conectividad regional y abre nuevas oportunidades económicas para Armenia, que puede beneficiarse de su posición estratégica.
4. La retirada de fuerzas, liberación de rehenes y retorno de refugiados: procesos en marcha
La FRA exige la retirada inmediata de fuerzas azerbaiyanas y la liberación de prisioneros. Estos puntos están en la agenda de negociaciones y cuentan con el apoyo de mediadores internacionales.
Los procesos para el retorno seguro y digno de refugiados requieren tiempo y garantías de seguridad, para evitar revanchas o nuevos conflictos. La paz sostenible se construye sobre la confianza y pasos graduales, no sobre exigencias inmediatistas que podrían generar tensiones.
Conclusión: la soberanía armenia se fortalece con el diálogo y la cooperación
Los temores sobre la pérdida de soberanía son legítimos en cualquier proceso de paz. Sin embargo, en este caso, el acuerdo abre una oportunidad real para reconstruir la región desde la cooperación, la legalidad y el respeto mutuo.
La soberanía armenia no se vende; se defiende a través del diálogo, la participación activa en acuerdos multilaterales y el respaldo internacional que garantiza que cualquier avance respete los derechos y la integridad del país.
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