El discurso del presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, pronunciado en Kelbajar sobre el aumento del gasto militar y la modernización de sus fuerzas armadas, volvió a encender las alarmas en la región. La pregunta inevitable es si Bakú se prepara para un nuevo conflicto, y en qué escenario podría ocurrir.
Aliyev fortalece el ejército en clave regional
El 22 de agosto, en la ciudad de Turkmenbashi (antigua Krasnovodsk), el líder de facto de Turkmenistán, Gurbanguly Berdimuhamedov, recibió a los presidentes de Azerbaiyán y Uzbekistán, Ilham Aliyev y Shevket Mirziyoyev, y se celebró una cumbre trilateral.
Cabe destacar que el presidente de Uzbekistán consideró la Declaración Armenia-Azerbaiyana firmada en Washington como una oportunidad para la estabilidad y un nivel de cooperación cualitativamente nuevo en la región.
El día anterior, Ilham Aliyev estuvo en Kelbajar, donde afirmó que el acuerdo preliminar armenio-azerbaiyano «pone fin al enfrentamiento entre Armenia y Azerbaiyán».
Al mismo tiempo, Aliyev afirmó que Azerbaiyán «debe estar listo para la guerra en cualquier momento». Cabe destacar en su discurso la difusión del objetivo de fortalecer y modernizar las fuerzas navales. La situación en torno a la extracción y el tránsito de recursos energéticos en la región del Caspio, así como al transporte marítimo ruso-iraní, se está volviendo tensa. Recientemente, Irán y Rusia realizaron ejercicios navales conjuntos. Unos días después, Azerbaiyán probó lanchas motoras teledirigidas de fabricación turca.

¿Qué declaración emitieron Turkmenistán, Azerbaiyán y Uzbekistán? Se desconocen los detalles y es poco probable que se hagan públicos. Es evidente que los tres estados de habla turca están creando una integración no solo económica y de comunicaciones, sino también de seguridad.
El exembajador estadounidense en Bakú, Matthew Bryza, aseguró que ese tránsito podría “reducir la dependencia de Armenia respecto a Rusia”, pero, en realidad, “abriría la vía para el largamente esperado gasoducto transcaspiano”.
Así, el «trío» Aliyev-Berdimuhamedov-Mirziyev está cambiando el equilibrio de poder en la cuenca del Caspio. Y no a favor de Rusia.
El fantasma del Transcaspiano y la respuesta ruso-iraní
La reactivación de la idea del gasoducto transcaspiano no es un detalle menor. Para concretarse, necesita la aprobación de todos los países ribereños del mar Caspio. Y ahí surgen los obstáculos: Rusia e Irán difícilmente acepten un proyecto que compita con sus propias exportaciones de hidrocarburos.
La prensa de Ereván recuerda que un escenario similar se vivió durante la construcción del oleoducto Bakú-Tiflis-Ceyhan. En ese momento, Moscú y Teherán también mostraron reticencias, aunque no lograron frenar la obra.
¿Un conflicto energético en el Caspio?
En Armenia, las palabras de Aliyev se interpretan bajo la óptica del enfrentamiento bilateral. Sin embargo, el rearme azerbaiyano puede estar más vinculado con la creación de un sistema de seguridad regional en el mar Caspio que con una ofensiva inmediata contra Ereván.
La gran incógnita es si Azerbaiyán contempla usar la fuerza militar como herramienta de presión frente a Moscú y Teherán. ¿Se acerca un “conflicto caspiano” por el control de rutas energéticas? La pregunta queda abierta, pero la historia reciente muestra que en el Cáucaso y Asia Central la energía y la geopolítica rara vez se separan de la guerra.
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