SoyArmenio
Turquía enfrenta una de sus peores olas de incendios forestales en años. Desde hace varios días, las llamas arrasan con miles de hectáreas de bosque en distintas provincias del país. El saldo provisional es trágico: al menos 10 bomberos fallecidos, más de 1300 personas evacuadas y decenas de viviendas amenazadas por el avance incontrolable del fuego.
Las provincias más afectadas son Antalya, Mersin, Karabuk y Alanya, donde los focos activos se intensifican debido a los fuertes vientos y al calor extremo, que ha alcanzado 50 grados en algunas regiones del este.
Evacuaciones masivas y víctimas en Mersin y Karabuk
Uno de los incendios más destructivos comenzó en la parte oriental de Antalya y rápidamente se propagó hacia los distritos de Mersin. Las autoridades evacuaron a 125 residentes de la aldea de Karaağa y a 139 de la aldea de Lale, incluyendo 260 cabezas de ganado.
En Karabuk, en el norte del país, el fuego se acercó peligrosamente a zonas pobladas, obligando a evacuar a más de mil residentes de 613 viviendas en las inmediaciones de la aldea de Çavuşlar.
Mientras tanto, en Alanya, el fuego ya destruyó al menos 40 hectáreas de bosque en la meseta de Sögüt, una zona natural de alto valor ecológico.
Ola de calor extremo agrava la catástrofe
El desastre tiene un claro detonante climático. Las temperaturas récord registradas en el este del país, que superan los 50°C, están generando las condiciones ideales para la propagación del fuego. La situación se ha vuelto crítica para las unidades de emergencia, cuyos recursos se ven cada vez más desbordados.
“Es una lucha constante contra el viento y el calor. Cada vez que logramos controlar un foco, se encienden dos más”, relató un bombero desde la zona de Antalya, citado por medios locales.
Reacción oficial y esfuerzos de contención
El gobierno turco ha desplegado decenas de helicópteros y aviones cisterna, además de reforzar con unidades del ejército los trabajos de control del fuego. Sin embargo, los expertos advierten que si no cesa el calor extremo, el país podría entrar en una crisis ambiental sin precedentes.
Organizaciones civiles exigen una respuesta más coordinada y la activación de protocolos internacionales de asistencia. Mientras tanto, los residentes desplazados se refugian en escuelas y centros comunitarios, a la espera de poder regresar a sus hogares.
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