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Otra escalada en las relaciones entre Azerbaiyán y Rusia: represión étnica contra ciudadanos azerbaiyanos

¿Estamos ante una ruptura definitiva?

La relación entre Rusia y Azerbaiyán se deteriora tras la represión étnica de ciudadanos azerbaiyanos en Moscú y otras regiones

Las relaciones entre Azerbaiyán y Rusia atraviesan una nueva fase de escalada, marcada esta vez no por disputas diplomáticas, sino por lo que Bakú denuncia como una campaña de represión étnica contra ciudadanos azerbaiyanos en territorio ruso. Desde el asesinato de dos hermanos azerbaiyanos en Yekaterimburgo hasta la detención masiva de periodistas, la crisis bilateral ha adquirido una gravedad sin precedentes desde el derribo del vuelo de Azerbaijan Airlines en diciembre de 2024.

La redada en Yekaterimburgo: torturas, muertes y represalias

El 27 de junio, las fuerzas del Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB) llevaron a cabo redadas masivas en Yekaterimburgo, dirigidas a ciudadanos de origen azerbaiyano. Según el Departamento de Investigación de la Fiscalía General de Azerbaiyán, al menos 14 hombres fueron detenidos, 12 de ellos con ciudadanía azerbaiyana. Entre ellos, los hermanos Huseyn y Ziyaddin Safarov murieron bajo custodia. La versión oficial rusa apuntó a una insuficiencia cardíaca en uno de los casos y evitó explicar la causa de muerte del otro.

La diplomacia ha cedido lugar al castigo mutuo. Y la retórica del “aliado estratégico” ha sido sustituida por la lógica de la sospecha étnica.

Pero los exámenes forenses realizados en Bakú tras la repatriación de los cuerpos pintan un cuadro distinto: fracturas múltiples, hemorragias internas y signos claros de tortura. Según declaró Parviz Jalilov, alto funcionario de la fiscalía azerbaiyana, “el video del arresto muestra a Ziyaddin sin heridas. Concluimos que murió como resultado de la tortura”.

Uno de los sobrevivientes, Ramil Safarov, ofreció un testimonio estremecedor: “Me golpeaban en una habitación y a mi padre en otra. Le dijeron que debía confesar un crimen que no cometió. Aunque tenía un stent en el corazón, le aplicaron descargas eléctricas en esa zona. Lo golpearon durante 10 horas”.

Represalias cruzadas y guerra mediática

La respuesta de Bakú fue inmediata. El 2 de julio, Azerbaiyán suspendió todos los eventos culturales rusos, canceló la visita del viceprimer ministro Aleksei Overchuk, cerró las oficinas de Sputnik en Bakú, y detuvo a siete periodistas de medios estatales rusos. La acusación: fraude, emprendimiento ilegal y lavado de dinero.

Según Meduza, seis detenidos fueron enviados a prisión preventiva. Entre ellos figuran Igor Kartavykh y Evgeny Belousov, editores de Sputnik Azerbaiyán. El resto quedó en libertad bajo la prohibición de salir del país.

La reacción rusa no tardó. Moscú calificó la operación en Sputnik como un acto “hostil y deliberado” y comenzó una campaña de detención y deportación de ciudadanos azerbaiyanos, principalmente por delitos de drogas o cibercrimen. Los medios rusos también publicaron informaciones comprometedoras sobre personas del entorno del presidente Ilham Aliyev, incluyendo supuestas deudas fiscales millonarias del hijo del mandatario.

Un conflicto que se profundiza

Este nuevo episodio se suma al trauma no resuelto del derribo del vuelo de AZAL el 25 de diciembre de 2024, que Bakú atribuye a un misil ruso. Aquel hecho marcó un punto de inflexión en la relación bilateral y dio inicio a una lenta pero constante desconexión entre Azerbaiyán y Rusia.

En febrero de este año, Bakú ya había cerrado Russia House y suspendido las actividades de medios como Russia Today, bajo el argumento de no contar con registro legal. Esta limpieza de influencia rusa se produce en un contexto en el que Azerbaiyán busca autonomía estratégica y refuerza sus lazos con Ucrania, Turquía y otros actores occidentales.

Diáspora azerbaiyana en peligro

El conflicto también tiene un fuerte impacto sobre los cerca de dos millones de azerbaiyanos residentes en Rusia, que ahora enfrentan un clima creciente de xenofobia, violencia y detenciones arbitrarias. Según un informe del Servicio de Azerbaiyán de Radio Free Europe/Radio Liberty, muchos temen por su seguridad y prefieren mantener el anonimato al relatar los abusos.

Mientras tanto, desde medios azerbaiyanos como Minval.az, se difundieron audios que implicarían al Ministerio de Defensa ruso en el derribo del avión de AZAL. Aunque estas pruebas no han sido confirmadas por terceros, forman parte de una estrategia mediática de guerra de narrativas, en la que ambos gobiernos se acusan mutuamente de desinformación, tortura y violencia institucionalizada.

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La relación entre Rusia y Azerbaiyán se deteriora tras la represión étnica de ciudadanos azerbaiyanos en Moscú y otras regiones

El fin de una relación asimétrica

La crisis actual revela una transformación profunda: Azerbaiyán ya no acepta el tutelaje ruso. Con una política exterior cada vez más pragmática y multipolar, el gobierno de Aliyev se ha deslindado progresivamente de Moscú, desafiando el statu quo impuesto desde la era soviética.

Pero Rusia también ha cambiado. Cercada por sanciones, debilitada por su guerra en Ucrania y con una estructura diplomática cada vez más reactiva, el Kremlin responde con represalias torpes y excesivas, que alimentan aún más la fractura.

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