Fethullah Gülen, influyente líder religioso y enemigo declarado de Erdogan, muere a los 83 años en Estados Unidos. Su muerte cierra un capítulo clave en la política turca.
Fethullah Gülen, influyente líder religioso y crítico abierto del presidente turco Recep Tayyip Erdogan, muere a los 83 años en su residencia en Pensilvania, Estados Unidos, según informan los medios turcos.
Gülen, una de las figuras más controvertidas en la política turca, fue acusado por las autoridades de Turquía de ser el autor intelectual del intento de golpe militar del 15 de julio de 2016, un evento que marcó un punto de inflexión en la política interna del país.
Gülen, fundador del movimiento Hizmet, que promueve la educación, la tolerancia religiosa y el diálogo interreligioso, fue un aliado cercano del presidente Erdogan hasta que sus caminos se separaron a mediados de la década de 2010. Desde entonces, las autoridades turcas lo consideraron un enemigo del estado y lo vincularon con el fallido golpe de 2016, lo que llevó a una persecución masiva de sus seguidores, conocidos como gülenistas.
Tras el golpe fallido, Erdogan lanzó una amplia represión en Turquía, arrestando a decenas de miles de personas y cerrando instituciones vinculadas al movimiento de Gülen. La relación entre Turquía y Estados Unidos se tensó debido a la negativa de Washington a extraditar a Gülen, a pesar de los repetidos intentos por parte de Ankara. Este tema fue una de las principales fuentes de fricción entre ambos países durante años.
El movimiento Hizmet, fundado por Gülen, ha establecido una red global de escuelas e instituciones educativas que operan en diversas partes del mundo, especialmente en Europa, Asia y Estados Unidos. Estas instituciones son conocidas por su énfasis en la educación de calidad, pero en los últimos años también han sido objeto de investigaciones y cierres en varios países bajo la presión del gobierno turco, que acusa al movimiento de tener una agenda política oculta.
Tras el intento de golpe de Estado de 2016, el gobierno turco declaró una “guerra” contra los seguidores de Gülen, cerrando instituciones vinculadas al movimiento tanto dentro como fuera de Turquía. La represión afectó a una amplia gama de sectores, desde la educación hasta los medios de comunicación, y llevó a miles de arrestos. Recep Tayyip Erdogan ha sido implacable en su esfuerzo por erradicar cualquier influencia del movimiento de Gülen, describiéndolo como una “amenaza terrorista”.
Mientras algunos ven a Fethullah Gülen como un defensor de la educación y el diálogo, otros, especialmente dentro del gobierno turco, lo consideran un traidor y el principal instigador del intento de golpe. Su muerte, sin duda, marca el final de una era en la política turca y deja un legado complicado tanto en Turquía como en la diáspora de su movimiento en el extranjero.
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