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El Mar Negro, eje de la rivalidad energética y geopolítica entre Rusia y Turquía

¿Neutralidad o pragmatismo?

El Mar Negro redefine la geopolítica: Turquía equilibra su rol entre Rusia, la OTAN y la energía hacia Europa.

El Mar Negro vuelve a ser escenario de tensiones entre Rusia y Turquía, dos potencias regionales que han oscilado durante siglos entre la confrontación y la cooperación. Desde la invasión rusa a Ucrania en 2022, Ankara ha intentado mantener un delicado equilibrio entre Occidente y Moscú, mientras se convierte en un punto clave para el tránsito de energía hacia Europa.

Un delicado ejercicio de equilibrio diplomático

Tras el inicio de la guerra en Ucrania, Turquía cerró el paso a buques militares por el Bósforo y los Dardanelos en aplicación de la Convención de Montreux de 1936. Esta medida limitó tanto a la OTAN como a la flota rusa. Sin embargo, Ankara no se unió a las sanciones occidentales contra Moscú y al mismo tiempo suministró drones Bayraktar TB2 y otros equipos militares a Kiev.

La investigadora Tatiana Mitrova, de la Universidad de Columbia, lo resume: “Los flujos de energía entre Rusia y Turquía reflejan una dinámica geopolítica de naturaleza transaccional y pragmática”.

Mediación en medio del conflicto

Pese a las tensiones, Turquía ha actuado como mediador entre Moscú y Kiev. Fue clave en el acuerdo del grano entre 2022 y 2023 y en intercambios de prisioneros recientes en Estambul. Además, reforzó sus lazos con aliados regionales de la OTAN como Rumanía y Bulgaria, participando en misiones conjuntas contra minas flotantes en el Mar Negro.

mar-negro rusia Turquía
El Mar Negro redefine la geopolítica: Turquía equilibra su rol entre Rusia, la OTAN y la energía hacia Europa.

Dependencia energética y gasoductos estratégicos

La energía es el núcleo de la relación. Turquía importa el 45% de su gas desde Rusia a través de los gasoductos Blue Stream y TurkStream, que también abastecen a varios países europeos. Aunque la Unión Europea redujo su dependencia del gas ruso del 45% en 2021 al 19% en 2024, TurkStream sigue siendo el último gran corredor activo hacia Europa.

Vladimir Putin llegó a proponer convertir Turquía en un centro de gas para Europa. Sin embargo, como señala Mitrova, “Gazprom quería controlar una plataforma de ventas en Turquía, mientras Ankara buscaba blanquear y revender gas ruso sin supervisión”. El proyecto fue abandonado en 2025.

El petróleo ruso sigue fluyendo a través de Turquía

Más allá del gas, Turquía casi duplicó sus importaciones de petróleo ruso desde 2021. Parte de ese crudo se refina en plantas como la de Tüpras o en la de Star en Izmir antes de exportarse a Europa, enmascarando su origen. Según el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, estas operaciones violaron sanciones por un valor de más de 800 millones de dólares en 2024.

La investigadora Anne-Sophie Corbeau advierte: “Turquía es un país de tránsito, pero no un centro. Sus importaciones de gas ruso prácticamente no han cambiado desde 2022”.

Una relación pragmática en el tablero global

En palabras de Mitrova, la relación ruso-turca en el Mar Negro se entiende como “transaccional y pragmática”. Erdogan busca beneficios energéticos y margen de maniobra diplomática, mientras Putin utiliza a Ankara para mantener un puente hacia Europa en tiempos de sanciones.

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