Mientras el mundo entero rendía homenaje a Papa Francisco tras su fallecimiento el 21 de abril de 2025, el Estado de Israel optó por una postura de silencio institucional. Solo el presidente Isaac Herzog rompió la línea oficial con un breve mensaje: «Que su memoria inspire actos de bondad y esperanza para la humanidad». Sin embargo, ni el primer ministro Benjamin Netanyahu ni el ministro de Exteriores Gideon Sa’ar emitieron declaraciones públicas, lo que ha generado críticas y desconcierto, incluso dentro del cuerpo diplomático israelí.
Retiro forzado de condolencias diplomáticas: una instrucción directa de Exteriores
Según reportes de prensa, la cancillería israelí ordenó eliminar los mensajes de condolencias publicados por diversas embajadas de Israel en el extranjero. Las publicaciones, que decían simplemente “Descanse en paz, Papa Francisco. Que su memoria sea una bendición”, fueron borradas por orden directa de Sa’ar, lo que causó malestar entre diplomáticos, especialmente aquellos destacados en países de mayoría católica.
Fuentes del servicio exterior habrían expresado en privado su preocupación por lo que consideran una violación del protocolo diplomático y un retroceso en la relación bilateral con la Santa Sede, que ha sido históricamente cuidadosa y delicada desde el establecimiento de relaciones diplomáticas plenas en 1993.

Tensiones previas: las declaraciones del Papa sobre Gaza como detonante del silencio
La frialdad de la respuesta israelí no puede entenderse sin considerar el contexto reciente. En los últimos meses, el Papa Francisco criticó abiertamente la operación militar de Israel en Gaza, calificando los ataques de “crueldad” y acusando a las fuerzas israelíes de “matar niños con ametralladoras”. En su mensaje pascual Urbi et Orbi, el pontífice calificó la situación en Gaza como “vergonzosa” y llamó a proteger tanto a israelíes como a palestinos, al tiempo que advertía sobre el crecimiento global del antisemitismo.
Estas declaraciones, consideradas como una línea roja moral por parte de Jerusalén, habrían desencadenado una respuesta institucional que opta por el distanciamiento y la omisión, antes que por el tributo tradicional que se espera en el fallecimiento de un líder espiritual de talla mundial.
Más allá del desaire: el mensaje del Papa resuena con más fuerza
Analistas y expertos en relaciones internacionales coinciden en que esta postura oficial israelí no solo genera una crisis simbólica con el Vaticano, sino que también acentúa el mensaje que el Papa buscaba transmitir. Al censurar los homenajes, los líderes israelíes han terminado por reafirmar las tensiones morales y éticas que el pontífice intentaba visibilizar.
«Francisco no fue neutral, pero sí justo. Habló desde la compasión y no desde la condena. El silencio de Israel no lo borra, lo amplifica», opinó un diplomático europeo bajo anonimato.
¿Un precedente peligroso en la diplomacia religiosa?
Este episodio plantea preguntas incómodas sobre los límites entre la diplomacia y la ideología. Si el Estado de Israel, fundado tras el Holocausto y sostenido en la necesidad histórica de seguridad del pueblo judío, elige castigar simbólicamente a una figura como el Papa por sus llamados a la paz, ¿qué mensaje envía a la comunidad internacional sobre la tolerancia a la crítica?
Más aún, la respuesta israelí puede ser interpretada como un rechazo al papel de mediación moral que ha asumido el Vaticano en los conflictos contemporáneos. Al negar incluso el gesto mínimo de condolencia, Jerusalén podría estar erosionando no solo un vínculo diplomático, sino también una oportunidad de diálogo ético.
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