La cuarta ronda de negociaciones entre Irán y Estados Unidos, que debía celebrarse el 3 de mayo en Roma, ha sido oficialmente aplazada. Aunque los mediadores de Omán citaron “problemas logísticos”, analistas y diplomáticos especulan con factores de mayor peso: desde las tensiones bilaterales recientes hasta la transición en curso en el Vaticano tras la muerte del Papa Francisco.
“Por razones técnicas, posponemos la reunión entre Irán y Estados Unidos, prevista para el sábado 3 de mayo. Las nuevas fechas se anunciarán de mutuo acuerdo”, declaró el ministro de Exteriores de Omán, Badr al-Busaidi, en declaraciones recogidas por Axios.
La portavoz del Departamento de Estado de EE. UU., Tammy Bruce, se expresó en términos similares. “La situación está cambiando, pero esperamos otra ronda de negociaciones en el futuro cercano”, señaló durante una sesión informativa.
¿Problemas logísticos o cálculo diplomático?
Según el Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán, el aplazamiento fue sugerido por los mediadores omaníes. Sin embargo, observadores regionales apuntan a factores políticos más profundos que podrían haber condicionado el calendario de conversaciones:
La muerte del Papa Francisco, ocurrida el 30 de abril, podría haber influido en la decisión. Horas antes de su fallecimiento, el pontífice recibió al vicepresidente estadounidense. Este contexto ha llevado a especular sobre el papel discreto pero estratégico que el Vaticano podría estar jugando como facilitador diplomático.
La coincidencia del cónclave papal con la fecha de las negociaciones también alimenta esta hipótesis. El cónclave para elegir un nuevo Papa se iniciará el 7 de mayo y ha generado un ambiente de fuerte expectativa política en Roma, afectando incluso agendas diplomáticas internacionales.

Sanciones petroleras: un nuevo obstáculo
En paralelo, las recientes sanciones de Washington contra siete compañías petroleras iraníes han enturbiado aún más el clima negociador. La imposición de sanciones secundarias a cualquier actor que adquiera crudo iraní refuerza la presión sobre Teherán y podría haber provocado una reacción de contención.
“Cualquier país o individuo que compre petróleo iraní será inmediatamente sancionado y se le prohibirá hacer negocios con Estados Unidos”, reiteró el expresidente Donald Trump en sus redes sociales, reviviendo un enfoque que la actual administración ha mantenido parcialmente.
El portavoz iraní Esmail Baghaei expresó descontento por las medidas recientes, y si bien no las vinculó directamente al aplazamiento, su tono fue el de un socio negociador cada vez más escéptico.
El factor Netanyahu y su visita a Azerbaiyán
Un dato no menor es la visita del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu a Azerbaiyán, programada justamente del 7 al 11 de mayo, coincidiendo con el inicio del cónclave. Algunos expertos sostienen que Netanyahu, uno de los críticos más firmes del acercamiento entre EE. UU. e Irán, podría estar intentando influir indirectamente en el ritmo o contenido de las negociaciones.
“Netanyahu podría estar celebrando una pequeña victoria con este aplazamiento, especialmente si logra convertirla en una maniobra política en su gira por el Cáucaso”, indicó un analista citado por Axios.
Conclusión: pausa táctica en una vía frágil
Lejos de representar un colapso en el diálogo, el aplazamiento de la reunión en Roma puede leerse como una pausa táctica. Las negociaciones indirectas entre Irán y Estados Unidos, aunque lentas y complejas, siguen activas gracias a la mediación de Omán y, posiblemente, al respaldo silencioso del Vaticano.
Mientras tanto, la elección del nuevo pontífice, las tensiones energéticas globales y las maniobras de actores regionales como Israel o Azerbaiyán seguirán influyendo en el curso de una negociación que permanece, por ahora, en el limbo diplomático.
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