La noche del 3 de mayo, la fuerza aérea israelí lanzó más de veinte ataques aéreos sobre varias regiones sirias, incluyendo los suburbios de Damasco, y las ciudades de Hama y Deraa. Según SANA, la agencia estatal siria de noticias, al menos un civil murió y cuatro resultaron heridos. Mientras tanto, fuentes militares y medios como Al-Mayadeen, considerado cercano a Hezbolá, afirmaron que fueron destruidos depósitos de armas, sistemas de artillería antiaérea e infraestructura militar del gobierno sirio.
Por primera vez en este tipo de incidentes, se reportó que un helicóptero israelí aterrizó brevemente en territorio sirio, cerca de la ciudad de Sweida, antes de regresar a Israel. Este hecho sin precedentes ha despertado especulaciones sobre una posible operación encubierta o un intento de coordinación con milicias locales.
La comunidad drusa, en el centro del conflicto regional
Paralelamente, la tensión se trasladó a la frontera política: cinco ciudadanos drusos israelíes resultaron heridos durante enfrentamientos con milicias pro-gubernamentales sirias, lo que provocó protestas en Jerusalén. Los manifestantes exigieron al gobierno de Benjamin Netanyahu que cumpla su promesa de proteger a los drusos en Siria.
Desde el Líbano, el líder druso Walid Jumblatt rechazó públicamente cualquier intervención extranjera, declarando: “La comunidad drusa no necesita ayuda internacional”. Esta respuesta, según analistas, busca evitar que los drusos del Líbano se vean arrastrados al conflicto sirio o instrumentalizados por Israel.
Turquía responde y entra en escena
Mientras se desarrollaban los ataques israelíes, aviones de combate turcos despegaron en una aparente operación de advertencia. Si bien no está confirmado si las aeronaves ingresaron al espacio aéreo sirio, el simple despliegue aéreo fue interpretado por observadores internacionales como una señal de disconformidad.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, es la primera vez que Turquía adopta una postura militar activa como represalia tras un ataque israelí. Además, se registraron vuelos de advertencia de la aviación rusa desde su base en Hmeimim, reflejo de la complejidad de los intereses en juego.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, fue tajante al declarar: “No permitiremos una división étnico-religiosa de Siria. Quien tenga tales planes, deberá enfrentarse a nosotros”.
Siria, atrapada entre planes de ocupación y ruptura geopolítica
Mientras Israel justifica sus acciones como parte de un plan de seguridad en los Altos del Golán y el sur de Siria, el gobierno de transición en Damasco acusa a Tel Aviv de intentar federalizar el país por la fuerza. “Israel es un estado enemigo sionista”, declaró Hussein al-Sharaa, padre del presidente interino sirio, en redes sociales, según medios turcos.
Como informara SoyArmenio.com, en medio de este caos, Siria ha rechazado la propuesta estadounidense de unirse al Pacto de Abraham, condicionando cualquier normalización con Israel al retiro total de sus tropas de territorios ocupados como Homs y la zona de amortiguamiento definida por el acuerdo de 1974, el cual Israel ya no reconoce como legalmente válido.

Fracaso del formato Astaná y futuro incierto
Los acuerdos trilaterales entre Rusia, Turquía e Irán en el marco del proceso de Astaná han colapsado, dejando a Siria sin un marco funcional para estabilizar la región. La disputa actual sugiere dos escenarios: o Turquía acepta la hegemonía israelí en el sur de Siria, o Israel asume la presencia de fuerzas armadas turcas en su frontera norte.
Una fuente diplomática europea afirmó:
“La fragmentación de Siria se acelera. Cada actor extranjero busca consolidar zonas de influencia, y lo que se presenta como lucha antiterrorista encubre una nueva arquitectura geopolítica.”
Conclusión: ¿choque inevitable o presión estratégica?
Aunque no puede hablarse aún de una “guerra turco-israelí” en Siria, los movimientos militares y las posturas políticas de Ankara y Jerusalén dejan claro que el conflicto sirio ha entrado en una nueva fase. Lejos de ser meros actores periféricos, Turquía e Israel se están posicionando como protagonistas directos de la disputa por el control regional, con consecuencias impredecibles tanto para Siria como para el equilibrio en Oriente Medio.
Comments