En Bakú, residentes del casco antiguo reciben órdenes de desalojo en el marco de planes de reconstrucción urbana, generando conflictos y preocupaciones por derechos y valoraciones justas.
El gobierno municipal de Bakú ha anunciado un plan urbanístico para demoler viviendas en el casco antiguo de la ciudad, enviando a los residentes afectados avisos de desalojo que generan preocupación y tensión en la población local, en especial en la histórica zona de Bayirshahar.
En el marco del nuevo plan general para la ciudad, las autoridades han creado una comisión especial encargada de comprar propiedades residenciales y comerciales en la zona para facilitar la próxima construcción. Se ha advertido a los residentes que si no venden sus propiedades al precio que se les ofrezca, se les cortarán los servicios básicos —electricidad, gas y agua— y sus casas serán demolidas cuando no estén habitadas.
Farida Ziyadova, residente de Bakú, manifestó en redes sociales que en Bayirshahar las presiones del gobierno para desalojar a los moradores están en aumento. Según Oxu.az, el gobierno asegura que las líneas de agua y alcantarillado se demolirán en partes de la ciudad antigua, pero también promete pagar una compensación adecuada a quienes acepten reubicarse.
Este tipo de desalojos ilegales ya ha provocado conflictos y acciones legales en el pasado. En 2010, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ordenó al gobierno de Azerbaiyán pagar 1,7 millones de euros en compensación por demoliciones ilegales en Bakú. En marzo, una constructora demolió una casa en el distrito de Yasamal mientras un residente permanecía en su interior. Las imágenes de este incidente activaron la indignación pública, y los responsables—el capataz, el conductor y el director de la constructora—fueron detenidos.
Varios habitantes que se niegan a abandonar sus hogares expresan su descontento con las valoraciones de las propiedades hechas por las autoridades, opinando que los pagos ofrecidos son insuficientes. Entre ellos, Aykhan Zayedzadeh, investigador local, afirmó que las cantidades ofrecidas no permiten a los residentes mudarse a lugares equivalentes, sino a zonas alejadas como Sarai y Hokmali, en las afueras de Bakú, lejos de sus raíces y comunidad.
Los desalojos en Bakú se enmarcan en una tendencia que ha generado múltiples incidentes y controversias. La falta de un proceso transparente y respetuoso con los derechos de los habitantes ha llevado a enfrentamientos y a la percepción de que la ciudad busca despejar áreas históricas y populares para dar paso a nuevas construcciones, sin considerar el impacto social y cultural.
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