Siria y Azerbaiyán firmaron un memorando energético con SOCAR, un gesto que marca un cambio significativo en las alianzas regionales en Oriente Medio y el Cáucaso. El acuerdo fue firmado durante la visita oficial del presidente interino de Siria, Ahmed al-Sharaa, a Bakú, y representa el primer acercamiento público de este nivel entre ambos países desde el inicio de la guerra civil siria en 2011.
El documento fue rubricado por Mikail Jabárov, ministro de Economía de Azerbaiyán y presidente del consejo de supervisión de SOCAR, la compañía petrolera estatal, y por Mohammed al-Bashir, ministro de Energía del gobierno interino sirio. Los detalles del acuerdo no han sido revelados, pero se da por hecho que incluye provisiones para el suministro de gas natural a Siria, en consonancia con lo anunciado por el presidente turco Recep Tayyip Erdoğan días antes.
“Azerbaiyán está listo para apoyar a Siria con el suministro de gas natural”, afirmó Erdoğan el 4 de julio tras una reunión con Ilham Aliyev.
El pacto tiene lugar en un momento de transición estratégica para la región. Estados Unidos ha confirmado que reducirá su presencia militar en Siria, como parte de una política de retirada progresiva anunciada por el embajador estadounidense en Turquía, Thomas Barack. Esto abre el camino para que otros actores regionales, como Turquía y Azerbaiyán, rellenen el vacío de poder y afiancen su influencia sobre Damasco.

La región del Caspio como alternativa energética a Rusia
Este acercamiento entre Bakú y Damasco coincide con el ascenso de Azerbaiyán y Kazajistán como los nuevos pilares del suministro energético a Europa, en un contexto en que la Unión Europea se aleja del petróleo ruso por razones geopolíticas.
Según el más reciente informe de la OPEP, citado por Trend.az, el suministro conjunto de crudo y condensado a Europa desde la región del Caspio se mantendrá en 1,6 millones de barriles diarios hasta 2050. Aunque menor al volumen anterior a las sanciones, esta cifra consolida a Kazajistán y Azerbaiyán como proveedores estratégicos de largo plazo.
“Kazajistán y Azerbaiyán representarán una parte significativa del suministro no ruso a Europa en las próximas décadas”, destaca el informe de la OPEP.
La capacidad de Azerbaiyán para jugar en múltiples tableros –la reconstrucción de Siria, el reemplazo energético en Europa, y la influencia política en el Cáucaso– responde a una diplomacia energética bien calculada. Bakú no solo apunta a consolidarse como socio de Bruselas, sino también a reconfigurar su papel en el mundo musulmán, tradicionalmente dominado por potencias como Irán, Turquía y Arabia Saudita.
¿Qué busca Siria con Azerbaiyán?
Para el régimen interino sirio, aislado diplomáticamente y con una infraestructura energética devastada por años de guerra, el acuerdo con SOCAR representa una puerta hacia la reconstrucción y diversificación de alianzas. En un contexto en el que Irán sufre presiones económicas y Rusia se encuentra cada vez más debilitada en el escenario internacional, Damasco podría ver en Bakú un socio menos dependiente y más pragmático.
La visita de Ahmed al-Sharaa a Bakú, sin embargo, ha despertado suspicacias. Si bien el enfoque oficial es puramente económico, medios proiraníes ya advierten sobre posibles implicancias más profundas, incluyendo la utilización del acuerdo como cobertura para actividades geopolíticas menos transparentes.
Un juego mayor en curso
Aunque el memorando firmado no fue acompañado de una rueda de prensa ni declaraciones conjuntas, su significado simbólico y estratégico es indiscutible. La región del Cáucaso está experimentando un reordenamiento silencioso, donde Azerbaiyán no solo afianza su control sobre Nagorno-Karabaj, sino que también emerge como una plataforma logística, energética y política de peso regional.
En este contexto, los nuevos vínculos con Siria podrían ampliar el margen de maniobra de Bakú en Medio Oriente, al tiempo que envían señales a Bruselas, Moscú y Teherán sobre el lugar que Azerbaiyán espera ocupar en el tablero internacional.
Comments