En un giro alarmante, grupos yihadistas por turcos tomaron el control de gran parte de Alepo, la segunda ciudad más importante de Siria. Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (SOHR), los rebeldes, liderados por la alianza Hayat Tahrir al-Sham (HTS), lanzaron una ofensiva relámpago el miércoles pasado, coincidiendo con la entrada en vigor de un alto el fuego en el vecino Líbano.
Avance rápido de los rebeldes
Los yihadistas han logrado capturar edificios gubernamentales, prisiones y otros puntos estratégicos de Alepo, forzando la retirada de las fuerzas del gobierno sirio. Rami Abdel Rahman, director del SOHR, declaró:
«Los rebeldes capturaron rápidamente zonas de Alepo sin encontrar resistencia significativa. No se disparó ni un solo tiro mientras las fuerzas del régimen se retiraban».
El HTS, respaldado por Turquía, controla amplias zonas de Idlib y partes de las provincias de Alepo, Hama y Latakia, lo que representa un desafío importante para el gobierno sirio, que había recuperado Alepo en 2016 con apoyo ruso e iraní.

Respuesta internacional y bombardeos rusos
Por primera vez desde 2016, aviones rusos lanzaron ataques aéreos sobre Alepo para contrarrestar el avance de los rebeldes. Un portavoz militar ruso declaró que estos bombardeos buscan frenar la ofensiva de los extremistas, mientras Turquía exige el cese de las operaciones en la región de Idlib.
Los enfrentamientos han dejado al menos 311 muertos, entre ellos 183 combatientes de HTS y aliados, 100 fuerzas progubernamentales y 28 civiles. Además, se reportó el bombardeo de una residencia estudiantil que provocó la muerte de cuatro civiles.
Impacto humanitario y político
La situación en Alepo agrava aún más la crisis humanitaria en Siria. Alepo, que antes de la guerra era el centro manufacturero del país, ahora enfrenta nuevos desplazamientos masivos y una creciente incertidumbre sobre su estabilidad a largo plazo.
El avance de HTS en Alepo representa un golpe estratégico para el gobierno sirio y evidencia la fragilidad de los acuerdos de tregua en la región, como el pacto de 2020 entre Turquía y Rusia, que aunque ha mitigado el conflicto en Idlib, no ha logrado prevenir episodios como este.
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