En una sesión extraordinaria celebrada el 8 de julio, el Milli Majlis (Parlamento de Azerbaiyán) aprobó en tercera lectura la legalización del juego en casinos, aunque con una peculiar restricción: sólo estarán permitidos en territorios artificiales creados en el Mar Caspio. La medida ha sido presentada oficialmente como una estrategia para estimular el turismo, generar empleo y aumentar los ingresos fiscales, pero las circunstancias de su aprobación despiertan sospechas sobre los verdaderos beneficiarios del cambio legislativo.
Según el nuevo marco legal, únicamente personas jurídicas con licencias especiales podrán operar casinos, que estarán sujetos a un estricto control estatal. La entrada estará limitada a mayores de 21 años, y los casinos virtuales seguirán prohibidos. Los legisladores justificaron la medida alegando que muchos ciudadanos juegan en el extranjero o en plataformas ilegales, lo que fomenta la economía sumergida.
Un proyecto a medida de Agalarov
Lo que ha generado más controversia es la coincidencia entre esta legalización y los intereses comerciales del empresario y artista Emin Agalarov, hijo del influyente magnate Aras Agalarov y, según diversas fuentes, muy cercano al entorno presidencial. En octubre de 2023, Agalarov anunció su intención de abrir un casino en Seabreeze, su exclusivo resort ubicado en Nardaran, a las afueras de Bakú. El complejo incluye la primera isla artificial de Azerbaiyán, cuya legalización también se produjo tras una votación parlamentaria favorable, lo que fortaleció las sospechas de que las leyes se ajustan en función de intereses particulares.
Agalarov, conocido tanto por su carrera musical como por sus vínculos empresariales, es visto como una figura emblemática del capitalismo azerbaiyano vinculado al poder político. Su proyecto en Seabreeze apunta a convertir el enclave en una especie de “Las Vegas del Caspio”, lo que encaja perfectamente con la reciente reforma legal.

¿Turismo o privatización del Estado?
Abzas Media, uno de los pocos medios críticos con el régimen de Ilham Aliyev, señala que la decisión parlamentaria es una muestra del modo en que el poder adapta la legislación a las necesidades de su élite económica. Aunque la ley no menciona directamente a Agalarov ni a su isla, la redacción y el contexto dejan poco lugar a dudas sobre quiénes serán los primeros beneficiarios de la nueva norma.
«La legalización del casino no sólo responde a criterios económicos. Revela la agilidad con la que el sistema político azerbaiyano convierte decisiones estratégicas en favores para los círculos dominantes», subraya Abzas Media.
Riesgos de concentración económica
El modelo aprobado reproduce un esquema altamente centralizado y excluyente. La prohibición de los casinos online y la concentración de licencias en zonas artificiales favorece la formación de oligopolios cercanos al gobierno. Esto aleja a Azerbaiyán de un enfoque abierto y competitivo, y plantea dudas sobre transparencia, regulación y prevención del lavado de dinero.
Además, activistas señalan que este paso aumenta la desconexión entre el régimen y las prioridades de la ciudadanía, en un país donde la represión política, la corrupción sistémica y la falta de libertades siguen siendo moneda corriente.
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