Parece que después de la reunión de Ilham Aliyev con Donald Trump en Washington, Estados Unidos podría suavizar las críticas a Azerbaiyán, pero no fue así. El Departamento de Estado de Estados Unidos denunció que en Azerbaiyán continúan las violaciones sistemáticas de los derechos humanos. El informe anual de 2024 acusa al gobierno de mantener torturas, represión política y censura, sin castigar a los responsables.
“El patrón de abusos no ha cambiado. Las libertades fundamentales siguen bajo ataque”, señaló el documento
Torturas y represión documentadas
El reporte menciona la muerte de Elvin Pisenderov en junio de 2024 bajo custodia policial en Sumgait. La familia denunció golpes, mientras la versión oficial habló de problemas de salud. La ONU y el Consejo de Europa confirmaron la tortura como práctica sistemática en la policía y en los servicios de seguridad. El documento describe palizas, descargas eléctricas, violencia sexual y estrangulamiento.

Nagorno-Karabaj bajo presión
En el apartado sobre Nagorno-Karabaj, el informe cita a Freedom House, que denunció una estrategia para desplazar a la población armenia entre 2020 y 2023. Incluye ataques, intimidación y destrucción de patrimonio cultural, como la Iglesia de San Juan y el cementerio de Kazanchets. En octubre de 2024 quedaban solo quince armenios en la región.
Censura y persecución política
El gobierno arrestó a al menos 40 periodistas y activistas. Entre ellos, la editora de Abzas Media, Sevinj Vagifgyzy, acusada de contrabando de divisas tras investigaciones sobre corrupción. Medios como Meydan TV y Azadliq sufrieron bloqueos y ciberataques.
El informe menciona cargos fabricados contra opositores como Ali Kerimli y Tofik Yagublu. También denuncia represión contra sindicatos y persistencia del trabajo forzado.
Represión más allá de las fronteras
Washington denuncia casos como el asesinato en Francia del emigrante Vidadi Iskender, que Amnistía Internacional pidió investigar como crimen político. También hubo intentos de extraditar a disidentes desde otros países, pese al riesgo de tortura.
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