El tribunal de Syunik emitió un veredicto de culpabilidad contra dos militares armenios por conspirar para impedir el uso de armas durante la guerra de los 44 días.
En un hecho histórico que sacude las memorias de la guerra de los 44 días en Nagorno-Karabaj, un tribunal en la región de Syunik, Armenia, ha emitido un veredicto de culpabilidad contra dos militares de alto rango acusados de conspirar para impedir el uso de armas durante los enfrentamientos. Este caso subraya las profundas heridas que dejaron los combates de 2020 y el papel de la justicia en la reconciliación del país con su pasado.
El 27 de diciembre de 2024, el tribunal de jurisdicción general de Syunik dictó sentencias de prisión contra el subcomandante del Cuerpo de Ejército N del Ministerio de Defensa, encargado del trabajo moral y psicológico, y el subcomandante de la unidad militar N, jefe de estado mayor. Recibieron penas de 4 años, 9 meses y 11 días, y 4 años y 10 meses, respectivamente. Estas condenas responden a los cargos de preparación para la negativa de uso de armas durante combate, según lo estipulado en el Código Penal armenio.
Según los fiscales, los acusados ordenaron, el 19 de octubre de 2020, “sembrar el pánico entre los militares” de una unidad estacionada en la aldea de Khndzoresk, provocando que los soldados se negaran a utilizar sus armas. Este acto coincidió con la trágica muerte de 35 soldados y sus comandantes en el enfrentamiento en la aldea de Dajtumas, Alto Karabaj. Los comandantes del segundo y tercer batallón, al recibir esta orden, optaron por no transmitirla a sus subordinados debido a su evidente ilegalidad.
El caso, abierto formalmente el 24 de agosto de 2023, avanzó rápidamente. Durante el juicio, el fiscal argumentó que las acciones de los acusados representaban una violación de los principios fundamentales del servicio militar y comprometían la seguridad nacional. Además, se presentó evidencia que vinculaba a los acusados con la preparación y emisión de esta orden, calificada como un intento de sabotaje interno en un momento crítico de la guerra.
En su defensa, los acusados argumentaron que la situación en el terreno era caótica y que la orden buscaba evitar un mayor derramamiento de sangre. Sin embargo, el tribunal determinó que sus acciones constituyeron una conspiración previa para debilitar la resistencia militar de Armenia.
La decisión judicial ha provocado un intenso debate en Armenia. Mientras algunos ven las sentencias como un paso necesario hacia la rendición de cuentas, otros cuestionan si los oficiales de menor rango están siendo convertidos en chivos expiatorios por fracasos más amplios en la conducción de la guerra. El fiscal general ya ha anunciado que presentará un recurso de apelación para solicitar penas más severas.
La guerra de los 44 días entre Armenia y Azerbaiyán por el control de Nagorno-Karabaj fue un conflicto devastador que resultó en miles de víctimas y la pérdida de importantes territorios por parte de Armenia. Este juicio refleja los esfuerzos del país por enfrentar las fallas internas que contribuyeron a ese desenlace.
El subcomandante y el jefe de estado mayor ahora enfrentan las consecuencias legales de decisiones que, según el tribunal, socavaron la capacidad de defensa nacional en un momento crítico. En palabras de uno de los fiscales, «Es una lección para las futuras generaciones de militares: la disciplina y el deber hacia la nación no son negociables».
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