En Armenia se practicaron 279 trasplantes de órganos entre enero de 2020 y julio de 2025, según datos oficiales del Ministerio de Salud. Estas intervenciones incluyeron cirugías de riñón, hígado y córnea, realizadas en el Centro Médico “Arabkir” y el hospital “Astghik”, con equipos quirúrgicos especializados y tecnología de última generación.
Costos y apoyo estatal
El precio de un trasplante de hígado asciende a AMD20 millones, mientras que el de riñón cuesta cerca de AMD7,5 millones. El Estado cubre parcialmente esos gastos: AMD5 millones para hígado y AMD4 para riñón. El resto corre por cuenta del paciente y sus familiares.
La nefróloga Helen Nazaryan, jefa de la unidad de hemodiálisis de “Arabkir”, explicó: “Con hemodiálisis muchos pacientes no pueden trabajar ni llevar una rutina normal. Tras un trasplante, la mayoría regresa al trabajo, forma familia e incluso muchas mujeres pueden ser madres”.
Actualmente, los trasplantes de hígado y riñón en Armenia se realizan solo con donantes vivos, principalmente familiares. En el caso de la córnea, los injertos se importan del extranjero. Aunque la ley permite la donación de órganos de personas fallecidas, en la práctica casi no ocurre.
Nazaryan subrayó: “Si una persona no ha rechazado en vida la donación, se le considera donante potencial. Pero en Armenia aún persisten mitos y temores que frenan el proceso”.

Un marco legal en evolución
El país firmó en 2024 el Convenio de Oviedo, que regula los derechos humanos en biomedicina. Este documento prohíbe la compraventa de órganos y establece que solo se puede recurrir a un donante vivo cuando no hay alternativa en fallecidos.
Según especialistas, un solo donante fallecido puede salvar la vida de varias personas. Sin embargo, los conflictos bélicos, la pandemia y la falta de confianza en el sistema de salud han ralentizado los avances en este campo.
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