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Pashinyan justifica que el Estado vigile al clero por seguridad nacional: “Un Catholicós no tiene vida privada”

Vigilancia legal, pero bajo subordinación directa del primer ministro

Nikol Pashinyan reflexiona sobre el hecho innegable del Genocidio Armenio y su impacto en la identidad y el futuro de Armenia.

El primer ministro de Armenia, Nikol Pashinyan, defendió abiertamente que el Estado vigile a miembros del alto clero de la Iglesia Apostólica Armenia por «seguridad nacional». Lo hizo durante un acto público en el marco del programa oficial “La educación está de moda”, al responder a un periodista de Radio Liberty que lo consultó sobre las crecientes denuncias de persecución religiosa.

En una declaración que ya genera controversia, Pashinyan sostuvo que los datos operativos sobre clérigos fueron obtenidos legalmente y negó que exista una “vida privada” aplicable a quienes han hecho votos de celibato. “Si una persona tiene vida privada, no es un Catholicós. Al asumir el sacerdocio, renuncian públicamente a eso. Por tanto, la frase ‘vida privada de un Catholicós’ es absurda”, afirmó.

El primer ministro de Armenia defendió el uso de inteligencia estatal sobre figuras eclesiásticas, en el marco de investigaciones contra líderes religiosos opositores

La afirmación fue leída por varios observadores como un intento por justificar la vigilancia sistemática del aparato de seguridad sobre figuras religiosas vinculadas a la actual oposición política.

Vigilancia legal, pero bajo subordinación directa del primer ministro

Pashinyan aseguró que la obtención de información sobre el clero fue realizada por el Servicio de Seguridad Nacional (SSN), organismo subordinado directamente al Ejecutivo. “El SSN me informa todos los días sobre la situación operativa en la República. Cuando una figura pública o religiosa entra en el radar por cuestiones de seguridad nacional, no podemos hacer como si no existiera. Esto es completamente legal”, aseguró.

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Pashinyan defendió que el Estado vigile al clero armenio ya que las investigaciones se amparan en “seguridad nacional”.

Según el primer ministro, las investigaciones contra líderes eclesiásticos como el arzobispo Bagrat Galstanyan responden a “datos objetivos” recabados conforme a la legislación vigente. “No se trata de una persecución. Se trata de acciones públicas que generaron la apertura de expedientes operativos”, dijo.

Acusaciones de terrorismo y represión sistemática

Las declaraciones de Pashinyan se producen días después de que la Fiscalía General imputara al arzobispo Mikael Ajapahyan, líder de la diócesis de Shirak, por “llamamientos públicos al derrocamiento del orden constitucional”. Según el primer ministro, la causa penal se basa, entre otras cosas, en una declaración del prelado realizada el 25 de junio de 2025, día en que el gobierno reveló la supuesta existencia de un grupo terrorista liderado por Galstanyan.

Una vez puede ser emoción. Dos veces también. Pero una tercera vez defendiendo a un grupo terrorista… eso ya no es espontáneo. Eso es consciente. Y el Estado debe actuar”, sentenció el primer ministro.

Pashinyan sostuvo que no se juzga una creencia religiosa sino un apoyo sistemático a grupos violentos, aunque hasta el momento no se han publicado pruebas concretas que vinculen al clero con acciones armadas.

Una Iglesia bajo vigilancia en tiempos de crisis política

El gobierno armenio sostiene que actúa en defensa del Estado de derecho y la seguridad nacional. Sin embargo, la ofensiva judicial contra el movimiento “Lucha Sagrada”, que lidera el arzobispo Galstanyan, ha generado preocupación entre organizaciones civiles, religiosas y diplomáticas, que advierten sobre una posible instrumentalización del aparato de seguridad contra opositores políticos.

Desde mayo, varios sacerdotes, activistas y simpatizantes de este movimiento han sido detenidos, imputados o investigados bajo cargos que van desde “desobediencia civil” hasta “intento de golpe de Estado”.

En paralelo, se ha intensificado la retórica del gobierno contra la Iglesia. Pashinyan ha acusado públicamente al Catholicós Karekin II de “intentar manipular la fe para fines políticos” y se ha negado a dialogar con el clero, pese a múltiples llamados de mediación.

¿Espionaje legal o persecución religiosa?

Lo que para el gobierno son “acciones legales en defensa de la seguridad”, para la oposición y parte del clero es una campaña de intimidación orquestada desde el poder.

“No existe democracia sin libertad de conciencia y de expresión. Lo que vemos hoy es un intento de suprimir voces críticas desde el púlpito”, declaró recientemente el abogado y exdiputado Aram Vardanyan.

Por su parte, el Catholicós no ha emitido declaraciones directas tras las imputaciones, aunque en su homilía del domingo habló de “una cruzada contra los fundamentos morales de la nación” y justificó el cambio de gobierno.

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