En una serie de impactantes declaraciones, el exdiputado de Artsaj Vahram Atanesyan ha confirmado lo que muchos sospechaban pero pocos se atrevían a decir públicamente: la pérdida de Artsaj era inevitable, y Rusia jugó un papel crucial en este desenlace. Estas revelaciones, compartidas en conversaciones con el reconocido periodista Tatul Hakobyan, pintan un cuadro alarmante de traición estratégica por parte del supuesto aliado armenio.
La dependencia militar como instrumento de control
Durante décadas, Rusia mantuvo a Armenia en un estado de dependencia militar absoluta. Como único proveedor de armamento – desde sistemas de defensa aérea hasta municiones básicas – el Kremlin ejercía un control férreo sobre las capacidades defensivas armenias.
«Todo intento de modernizar nuestras Fuerzas Armadas se topaba con la misma pregunta de Moscú: ‘¿Para qué necesitan esto?'», reveló Atanesyan, citando al entonces presidente Serzh Sargsyan en una reunión clave de 2014.
Mientras tanto, en una demostración de doble estándar, Rusia vendía armas por miles de millones a Azerbaiyán de manera abierta y sin restricciones. Este flujo constante de armamento moderno a Bakú creó una asimetría militar insostenible.

El momento crucial: La reunión de Sochi 2014
Las revelaciones señalan un punto de inflexión en 2014, cuando Vladimir Putin presentó una «solución» que en realidad era una capitulación encubierta, en la que exigió la devolución inmediata de cinco distritos a Azerbaiyán, ofreciendo cero garantías sobre el estatus futuro de Artsaj e incluso apoyó que Aliyev rechazara la posibilidad de un referéndum futuro.
El silencio de Putin ante las exigencias maximalistas de Aliyev fue, según Atanesyan, la confirmación tácita de que Moscú ya había decidido el destino de Artsaj.
2020: Una guerra con resultado predeterminado
Cuando estalló la guerra en 2020, el guión ya estaba escrito: La OTSC ignoró deliberadamente la agresión azerí y las fuerzas de paz rusas aparecieron solo para supervisar la retirada armenia. Como resultado, el acuerdo del 9 de noviembre fue impuesto a Armenia sin consultar a Artsaj.
«Armenia no perdió por ser débil, sino porque su aliado la traicionó antes del primer disparo», afirmó categóricamente el exdiputado.
Artsaj como moneda de cambio geopolítico
Los documentos y testimonios revelan que Moscú nunca consideró Artsaj como parte de los intereses armenios, sino como un instrumento para mantener a Armenia bajo su esfera de influencia, como una mera carta de negociación con Azerbaiyán y hasta de un mecanismo para prevenir la influencia occidental en la región.
Con estas revelaciones, queda claro que el fracaso armenio fue tanto geopolítico como militar. La pregunta que queda es: ¿Aprenderá Armenia la lección y buscará verdaderas alianzas basadas en intereses mutuos en lugar de dependencias históricas?
🔗 Vea la entrevista completa con Vahram Atanesyan en: YouTube
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