En una conferencia conjunta celebrada en Moscú, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y su homólogo de Irán, Masoud Pezeshkian, anunciaron avances significativos en el proyecto del gasoducto que conectará a los dos países pasando por Azerbaiyán. Putin confirmó que el trabajo está en marcha y destacó la importancia estratégica del acuerdo firmado entre ambas naciones.
“El proyecto está en marcha”, declaró Putin, agregando que inicialmente se planea suministrar hasta 2 mil millones de metros cúbicos de gas al año, con la posibilidad de expandirse a 55.000 millones de metros cúbicos anuales. Este volumen equipararía al de los emblemáticos Nord Streams, gasoductos que conectaban a Rusia con Europa antes de que las sanciones limitaran drásticamente su operatividad.
Un nuevo eje energético en Oriente Medio
El ministro de Energía ruso, Sergey Tsivilyov, también confirmó que la ruta del gasoducto ya ha sido acordada y pasará por Azerbaiyán. Actualmente, ambas partes están en la etapa final de negociaciones para fijar los precios del suministro.
“El precio es siempre una cuestión comercial. Por eso, se han creado grupos de trabajo para desarrollar un enfoque conjunto”, explicó Tsivilyov a los medios.
El gasoducto se plantea como un elemento clave para diversificar los mercados de exportación de Gazprom, la mayor compañía gasífera rusa, tras la caída de las exportaciones hacia Europa, que pasaron de 150.000 millones a solo 32.000 millones de metros cúbicos anuales debido a las sanciones internacionales. Este proyecto también incluye la construcción de una infraestructura dentro de Irán para transportar gas desde el norte hasta el sur del país, lo que permitirá futuras exportaciones a mercados como Pakistán, Omán e India.

Acuerdo estratégico Rusia-Irán
En el marco de la conferencia, Putin y Pezeshkian firmaron un acuerdo de asociación estratégica integral, consolidando la cooperación en energía y otros sectores clave.
“Creemos que este proyecto puede empezar con volúmenes pequeños, pero tiene el potencial de convertirse en uno de los mayores sistemas de suministro de gas del mundo”, explicó Putin.
Por su parte, el ministro iraní de Petróleo, Javad Oudji, destacó la importancia del gasoducto no solo para abastecer al mercado interno iraní, sino también para fortalecer la posición de Irán como un eje energético en la región.
“Podríamos suministrar hasta 300 millones de metros cúbicos diarios, lo que posicionaría a Irán y Rusia como jugadores clave en el mercado global de gas”, afirmó.
Implicaciones globales
El gasoducto Rusia-Irán podría remodelar el panorama energético de Oriente Medio y Asia Central. Adicionalmente, este proyecto tiene el potencial de aumentar la cooperación entre Rusia, Irán y otros países de la región, fortaleciendo un bloque que busca reducir la influencia de Occidente en los mercados energéticos globales.
Sin embargo, también podría generar tensiones con otros actores, como los Estados Unidos y la Unión Europea, que han promovido la diversificación de suministros para reducir la dependencia del gas ruso. Además, la ruta a través de Azerbaiyán podría enfrentar críticas o retos logísticos dados los conflictos políticos en la región del Cáucaso.
Sin embargo, el gasoducto ruso-iraní no tiene tanta importancia económica como geopolítica. De hecho, esta es una etapa importante en la formación de un sistema energético multipolar. Esto es de particular importancia a la luz de las negociaciones sobre la formación de un centro de gas con la participación de Rusia, Irán, Qatar y Turkmenistán (más del 50% de la producción mundial).
Una mirada al futuro
Con las expectativas de que la UE elimine completamente su dependencia del gas ruso para 2027, Rusia necesita redirigir sus flujos energéticos hacia nuevos mercados. El gasoducto hacia Irán no solo representa una solución táctica, sino también un movimiento estratégico para asegurar su influencia en el mercado global de energía. En palabras de Putin, “Este es solo el comienzo de una nueva era de cooperación energética en la región”.
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