SoyArmenio
El emblemático monumento «Campanas de Syunik», también conocido como «Puerta de Syunik» o «Paso de Vorotan», será restaurado y su entorno renovado, según anunció el diputado Davit Danielyan, del Partido de la Prosperidad de Armenia, en una publicación en su página de Facebook.
Un símbolo que marca el regreso a casa
Situado en la entrada norte de la provincia, el monumento tiene un profundo valor simbólico para los residentes de Syunik, una de las regiones más estratégicas y golpeadas por los conflictos fronterizos con Azerbaiyán. Danielyan explicó el significado emocional de esta obra para quienes la cruzan: “La frase ‘Hemos llegado a las campanas’ quiere decir que hemos llegado a casa. Es la puerta de Syunik. Un símbolo de fuerza e invencibilidad”.
Durante años, el deterioro del monumento había generado malestar entre los habitantes locales. “Cada vez que me detenía aquí, notaba con dolor que las campanas estaban oxidadas”, expresó el legislador.
Restauración estatal y concurso adjudicado
Según Danielyan, el Ministerio de Cultura, Deportes y Turismo de Armenia respondió a su solicitud de restauración. El proyecto fue elaborado por el Servicio de Preservación SNCO, dependencia estatal encargada del patrimonio cultural, y ya se llevó a cabo un concurso público para seleccionar a la empresa ejecutora.
“Pronto comenzarán los trabajos de restauración”, confirmó el diputado. También agradeció a sus colegas y al personal técnico del ministerio por su apoyo y colaboración. El plan incluye no sólo la restauración estructural de las campanas, sino también la renovación del área circundante, que funcionará como punto de descanso y contemplación para viajeros y residentes.
Una obra cargada de identidad y resistencia
La provincia de Syunik, que limita con Irán y Azerbaiyán, ha sido escenario de tensiones crecientes en los últimos años por los intentos de Bakú de abrir un corredor territorial a través del sur de Armenia. En ese contexto, las «Campanas de Syunik» se han convertido en un símbolo tangible de soberanía y permanencia, donde la restauración del monumento se convierte también en un acto político y cultural.
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