En el 125º aniversario del nacimiento de Rafael Lemkin, jurista polaco de origen judío y autor del término genocidio, su memoria fue inmortalizada en el Muro Conmemorativo del Genocidio Armenio en Tsitsernakaberd, donde se colocó una piedra conmemorativa junto a una tinaja con tierra traída de su tumba en Nueva York.
El acto, cargado de simbolismo, se realizó en el marco del 110º aniversario del Genocidio Armenio, como una muestra de gratitud hacia quien dio a este crimen su definición legal y su lucha internacional.
El hombre que le dio nombre al horror
En palabras de Edita Gzoyan, directora del Museo-Instituto del Genocidio Armenio, “Lemkin fue el hombre que logró expresar en una sola palabra todo el horror que vivieron los armenios y sentó las bases para la lucha por la justicia internacional”.
Rafael Lemkin logró que la ONU adoptara en 1948 la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, en gran parte gracias a sus esfuerzos. Esta convención, nacida directamente del trauma de las masacres armenias y el Holocausto, se convirtió en una herramienta jurídica clave para la humanidad.

Durante la ceremonia también tomaron la palabra Witold Repetović y Narek Poghosyan, destacando el legado ético y jurídico de Lemkin en la memoria colectiva del pueblo armenio y en la lucha universal contra el exterminio sistemático de pueblos.
Una memoria que crece
Desde 1996, el Memorial del Genocidio Armenio ha incorporado tinajas de tierra provenientes de cementerios de figuras internacionales que defendieron la causa armenia o que han contribuido a su reconocimiento. Rafael Lemkin se suma así a una galería donde ya están figuras como Fridtjof Nansen, Benedicto XV, Henry Morgenthau, Maria Jacobsen y Armin Wegner, entre muchos otros.
La directora del museo también adelantó que el próximo homenaje será al almirante francés Louis Dartige du Fournet, quien salvó a unos 4.000 armenios durante la defensa de Musa Dagh, y cuyo nombre será agregado en 2025.
El Muro Conmemorativo de Tsitsernakaberd, una estructura de basalto de 100 metros, contiene también los nombres de más de 50 ciudades y asentamientos del Imperio Otomano donde fueron cometidas las masacres.
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