La Casa Blanca confirmó que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, recibirá este viernes 8 de agosto al primer ministro de Armenia, Nikol Pashinyan, y al presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, en una reunión trilateral que podría sellar un acuerdo de paz largamente postergado en el Cáucaso Sur. La información fue publicada por The Washington Post, citando fuentes oficiales del gobierno estadounidense.
Según el comunicado del Gobierno armenio, Pashinyan permanecerá en Washington los días 7 y 8 de agosto, donde sostendrá una reunión bilateral con Trump para “profundizar la alianza estratégica entre Armenia y Estados Unidos”, además de la esperada cita con Aliyev.
La posibilidad de un anuncio oficial del acuerdo de paz ha generado expectativas regionales e internacionales. Aunque el texto final aún no se conoce, diversas fuentes diplomáticas coinciden en que la firma sería uno de los logros más significativos de la política exterior estadounidense en 2025. Sería también la primera vez que Armenia y Azerbaiyán oficializan un acuerdo tras el conflicto de Artsaj, sin la mediación directa de Rusia ni de Francia.
En redes sociales, el exdiputado turco de origen armenio Karo Paylan celebró la reunión. “Este viernes, el presidente Trump recibirá al primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, y al presidente azerbaiyano, Ilham Aliyev, en la Casa Blanca. Espero que esta reunión sea un punto de inflexión histórico para la paz duradera, la estabilidad y la cooperación económica en el Cáucaso Sur”, escribió en X.
Desde Bakú no se han publicado detalles adicionales, pero medios cercanos al gobierno azerbaiyano han insinuado que Aliyev estaría dispuesto a firmar un documento, siempre que este excluya referencias al pasado estatus de Artsaj y a la Minsk Group de la OSCE, disuelto de facto pero aún relevante desde el punto de vista del derecho internacional.

En Ereván, el gobierno mantiene la cautela. En su declaración oficial, la Oficina del Primer Ministro reiteró que “el objetivo es promover la paz, la prosperidad y la cooperación económica en la región”, sin confirmar ni desmentir los rumores sobre una firma inminente. Sectores de la oposición han criticado el secretismo, pero otros analistas consideran que se trata de una medida diplomática para evitar filtraciones o presiones externas.
Esta cumbre se da en un contexto de tensiones geopolíticas crecientes, con Rusia relegada del proceso de paz y la Unión Europea debilitada tras la pérdida de confianza en su rol de mediador. Trump, que busca proyectar una imagen de liderazgo internacional en año electoral, habría insistido en que la firma tenga lugar en la Casa Blanca como símbolo de poder y arbitraje global.
El desenlace de la reunión marcará el futuro del Cáucaso Sur. Si se firma el acuerdo, podría abrirse una nueva etapa de cooperación económica, proyectos regionales de infraestructura y reapertura de rutas cerradas por décadas. Si fracasa, se acentuará la desconfianza y el riesgo de nuevos brotes de violencia.
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