Nikol Pashinyan, Primer Ministro de Armenia, solicita la dimisión de varios altos funcionarios en respuesta a la falta de progreso en las reformas judiciales y de seguridad. ¿Qué hay detrás de esta crisis en el gobierno armenio?
El Primer Ministro armenio, Nikol Pashinyan, confirmó el lunes que ha solicitado la dimisión de varios altos funcionarios, incluidos jefes de organismos clave como el Comité de Investigación, el Ministerio del Interior y el Comité Anticorrupción. La decisión se enmarca en un intento por abordar problemas sistémicos en la administración pública, luego de expresar su descontento con la falta de resultados en las reformas impulsadas tras la Revolución de Terciopelo de 2018.
Entre los que dimitieron se encuentran:
Las renuncias se produjeron en cadena luego de que Pashinyan revelara haberles “pedido” que abandonaran sus puestos. Aunque ninguno de los funcionarios ha dado razones concretas para su salida, todos han coincidido en que fue una decisión personal. Karen Andreasyan, por ejemplo, escribió en Facebook que dejaba su cargo “sin escándalo ni decepción”.
La semana pasada, durante una reunión del gabinete, Pashinyan criticó duramente a las estructuras policiales y judiciales del país. Según el Primer Ministro, las reformas que se prometieron tras la revolución de 2018 no han generado cambios tangibles en el sistema de aplicación de la ley. Subrayó que la tasa de criminalidad ha aumentado, los procesos judiciales son ineficientes, y no existen normas claras para el uso de la fuerza.
“Queridos representantes de las estructuras judiciales, policiales y de poder, mi paciencia se ha agotado”, afirmó Pashinyan, visiblemente molesto durante su discurso.
El descontento se reflejó también en su apariencia: Pashinyan, conocido por su característica barba, apareció afeitado por primera vez desde que asumió el poder, lo que algunos interpretan como una señal simbólica del fin de los métodos “de terciopelo” que había prometido durante su campaña electoral de 2021.
Las críticas de Pashinyan reflejan una frustración generalizada con la falta de progreso en la lucha contra la corrupción y la mejora de la seguridad pública. Las esperanzas de un cambio radical tras la Revolución de Terciopelo han quedado insatisfechas para muchos armenios, que esperaban un nuevo enfoque en la gestión gubernamental y judicial.
A pesar de los cambios legislativos, activistas de derechos humanos y expertos habían advertido que la reforma del Ministerio del Interior no tendría éxito mientras el cargo de ministro fuese ocupado por oficiales de carrera como Vahe Ghazaryan, en lugar de civiles sin vínculos con la policía.
El Primer Ministro ha prometido continuar con una línea más dura, anunciando el fin de los enfoques moderados que caracterizaron los primeros años de su mandato. Sin embargo, estos cambios drásticos también han generado temores sobre una posible deriva autoritaria en su administración.
Con la salida de varios altos funcionarios en un solo día, el gobierno armenio se enfrenta a un período de incertidumbre, mientras Pashinyan busca nuevas figuras para liderar las reformas que ha prometido. La efectividad de estas medidas será crucial para restaurar la confianza del público en un momento crítico para el país.
Fuentes: Agencia News / Oficina de Prensa del Gobierno de Armenia / EPress / SoyArmenio
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