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El odio contra los armenios en Azerbaiyán: una política estatal en expansión

Azerbaiyán impulsa el odio contra los armenios como política estatal desde la guerra de 2020. Armenia busca visibilizar este problema

En Azerbaiyán, la promoción del odio hacia los armenios es una práctica impulsada desde el Estado y, lejos de disminuir tras la guerra de 2020, continúa creciendo con fuerza, asegura el director de la Fundación Científica y Analítica “Geghard”, Robert Ghazaryan.

En una reciente entrevista con Armenpress, Ghazaryan afirmó que esta política de odio tiene múltiples propósitos, entre ellos distraer a la sociedad azerbaiyana de problemas internos y redirigir su atención hacia un enemigo común: los armenios.

El odio como política de estado

“El odio armenio es uno de los componentes importantes de la política estatal de Azerbaiyán”, explicó Ghazaryan. Según él, el gobierno de Azerbaiyán invierte grandes sumas de dinero en campañas de odio contra los armenios, promoviendo incluso el asesinato de ciudadanos armenios y otorgando a los perpetradores reconocimientos y premios, incluyendo el título de héroe nacional. Esta situación, añadió, se ha intensificado desde el final de la guerra de 44 días en 2020, y parece que no muestra señales de disminuir.

Ghazaryan también subrayó que el odio armenio es utilizado como una herramienta de propaganda para mantener un control total sobre la opinión pública en Azerbaiyán, donde los medios de comunicación están completamente dominados por el Estado. Aquellos que intentan expresar opiniones diferentes son silenciados rápidamente, enfrentando, en muchos casos, procesos judiciales y encarcelamiento. “No es posible decir la verdad, solo lo que quieren las autoridades”, aseguró.

La doble cara de Azerbaiyán en el escenario internacional

Azerbaiyán adopta una postura ambivalente frente a la comunidad internacional. Por un lado, declara estar dispuesto a firmar un tratado de paz con Armenia; por el otro, mantiene y expande una narrativa de odio y conflicto. Según Ghazaryan, esta estrategia tiene un objetivo claro: “Se busca que el contrato se firme bajo condiciones favorables para Azerbaiyán, para maximizar sus beneficios en el proceso y el resultado final”.

La necesidad de una respuesta coordinada

Para Ghazaryan, es crucial contrarrestar este discurso de odio tanto a nivel estatal como social en Armenia. La Fundación Geghard trabaja continuamente en informar a la sociedad armenia e internacional sobre el peligro de esta política de odio, recopilando y analizando las publicaciones de la prensa azerbaiyana. Además, insta a la diplomacia armenia a utilizar todos los canales posibles para visibilizar este problema y presionar a nivel internacional.

El director de Geghard enfatizó que, aunque varios países son conscientes de la existencia de esta política de odio, intereses económicos y políticos les impiden actuar. “No plantean muchas preguntas porque no quieren poner en riesgo sus relaciones con Azerbaiyán”, explicó. Sin embargo, Ghazaryan cree que la mejor manera de avanzar sería a través de sanciones contra el régimen de Ilham Aliyev, presidente de Azerbaiyán.

Un problema que requiere atención internacional

A pesar de las dificultades, Ghazaryan concluyó que Armenia debe continuar sus esfuerzos para denunciar esta situación ante organismos internacionales de derechos humanos y de justicia, instando a estos a tomar medidas concretas. La comunidad internacional no puede permanecer indiferente ante un problema tan grave que amenaza la paz y la seguridad en la región. Como dijo Ghazaryan, “no debemos desanimarnos, sino trabajar constantemente en esa dirección, porque para nosotros es uno de los problemas más importantes y que ciertamente debemos resolver”.


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