La Santa Iglesia Apostólica Armenia celebra la Navidad de manera singular y solemne los días 5 y 6 de enero, combinando el Nacimiento y el Bautismo de Jesucristo en una única festividad conocida como la Epifanía. Esta tradición ancestral se ha mantenido viva a lo largo de los siglos, ofreciendo un mensaje profundo de renovación espiritual y devoción.
La liturgia de la Candelaria: una luz para los fieles
El 5 de enero, los fieles participan en la Santa Liturgia de la Candelaria, un ritual que simboliza la luz del nacimiento de Cristo y la Estrella de Belén. Según el sacerdote Arsen Saroyan, consejero de la Iglesia Católica de la Santa Madre de Dios y Santa Ana, este acto representa la invitación divina para que los creyentes lleven la luz de Cristo a sus hogares. “Es un llamado a renacer para Dios y volver nuestra alma al pesebre de Belén”, afirmó Saroyan.
El simbolismo de la luz se complementa con la bendición del agua al día siguiente. Durante la Santa Liturgia del 6 de enero, el agua es consagrada con la cruz y la Santa Mirra, convirtiéndola en un sacramento que, según la fe armenia, tiene propiedades curativas. “Usar esa agua con fe nos permite sanar de diversas enfermedades”, enfatizó el sacerdote.
El ayuno y la renovación espiritual
Antes de la Navidad, los fieles participan en un ayuno que comienza el 30 de diciembre. Este periodo de abstinencia no solo prepara el cuerpo, sino también fortalece el alma, permitiendo a los creyentes alejarse de distracciones mundanas y enfocarse en la conexión espiritual. “El ayuno es un proceso de autolimpieza que nos conduce al camino divino”, explicó Saroyan.
La celebración navideña, según la Iglesia Apostólica Armenia, es una oportunidad para redescubrir lo divino en uno mismo y renovar la fe. El mensaje de Navidad, como lo describe Saroyan, es un llamado universal al amor inagotable de Dios por la humanidad.

Contexto histórico y relevancia cultural
La decisión de la Iglesia Apostólica Armenia de celebrar la Navidad en enero está arraigada en las prácticas del Cristianismo primitivo, cuando todas las Iglesias conmemoraban el nacimiento y bautismo de Cristo en una misma fecha. Aunque otras tradiciones cristianas adoptaron el 25 de diciembre como fecha oficial, Armenia mantuvo esta tradición, reforzando su identidad cultural y espiritual.
Según el clérigo, esta festividad también busca inspirar a los fieles a reconectar con sus valores y a reflexionar sobre el verdadero significado de la Navidad. “Es una invitación a renovar nuestra esencia y vida en general”, concluyó Saroyan.
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