El Memorial del Genocidio Armenio de Tsitsernakaberd enfrenta una restauración polémica que divide a la comunidad arquitectónica. Según la arquitecta Anahit Tarkhanyan, heredera de los derechos de autor del arquitecto Arthur Tarkhanyan, “se ha creado una situación muy grave con las obras de restauración”. El Estado ha destinado 800 millones de drams al proyecto, bajo la supervisión directa de la ministra de Educación, Ciencia, Cultura y Deportes, Zhanna Andreasyan, quien realiza visitas semanales al sitio.
Sin embargo, varios especialistas sostienen que el problema “podría haberse resuelto con menos gasto, menos daño y métodos más eficaces”. Las obras afectan los 12 pilares de basalto del Templo de la Eternidad, núcleo simbólico del memorial. El Centro Arthur Tarkhanyan presentó un informe donde advierte posibles irregularidades técnicas y legales.
Críticas desde el ámbito profesional
El arquitecto Artavazd Tarkhanyan explicó que el informe se divide en dos partes: los aspectos legales de la construcción y los problemas técnicos del proyecto. “Estamos ante un monumento de importancia nacional, el más alto en rango patrimonial. Si existen filtraciones o escurrimientos de agua, deben investigarse con métodos científicos —como escaneos y estudios ultrasónicos— antes de definir cualquier intervención”, afirmó.

Tarkhanyan sostiene que se violaron tanto las leyes nacionales como las normas del ICOMOS, el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios. “El ICOMOS establece que primero debe formarse conocimiento sobre el edificio y luego actuar. También exige respetar la autenticidad del monumento y aplicar una intervención mínima. No se puede tratar este monumento como una simple construcción”, dijo.
Daños estructurales y reclamos por derechos de autor
Anahit Tarkhanyan denuncia además que las obras vulneran los derechos de autor del arquitecto original. “De los doce escalones, cuatro están destruidos. Están retirando piedras que no podían desprenderse porque estaban integradas al hormigón armado. Ahora intentan cubrirlas con una nueva capa de piedra artificial. Han cavado zanjas de cuatro metros de profundidad alrededor del monumento”, describió con preocupación.
El Ministerio defiende el avance del proyecto
La ministra Zhanna Andreasyan mantiene el tema en su agenda prioritaria. Según el comunicado oficial del 2 de octubre, las obras avanzan “de acuerdo con el cronograma establecido”, con progresos en los techos, sistemas de drenaje, áreas verdes y la infraestructura adyacente.
El 30 de septiembre, durante una visita al memorial, Andreasyan subrayó la necesidad de garantizar que el sitio esté plenamente operativo para el 24 de abril, Día de Conmemoración de las Víctimas del Genocidio Armenio. También reiteró ante el Parlamento que las obras siguen todos los procedimientos legales y cuentan con la aprobación de la comisión técnica especializada.
“Durante más de 60 años no se realizaron reparaciones. Existían graves problemas de drenaje que, de haberse resuelto antes, no habríamos llegado a esta situación. Cada año miles de personas visitan el memorial, y el Estado debe garantizar su seguridad”, afirmó la ministra.
Un debate que continúa
Las posturas dentro del ámbito profesional siguen divididas. Algunos expertos rechazaron desde el inicio los métodos aplicados; otros apoyaron el proyecto pero luego denunciaron una ejecución deficiente. Pese a las críticas, el Ministerio insiste en que los trabajos avanzan con normalidad y que el Memorial de Tsitsernakaberd estará listo para recibir a los visitantes el 24 de abril, con “una apariencia digna y sin problemas estructurales”.
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