En el corazón del distrito de Erebuní de Ereván, bajo la rutina urbana de Ereván, se esconde un recurso natural único: el Lago Salado. A primera vista parece un estanque común, pero sus aguas concentran una riqueza excepcional en minerales, sulfuros y lodos terapéuticos que lo convierten en un verdadero sanatorio al aire libre.
Los especialistas aseguran que las aguas del Lago Salado de Ereván ayudan a aliviar dolores articulares, reducen la tensión del sistema nervioso y contribuyen al tratamiento de varias enfermedades de la piel.
Los visitantes pueden disfrutar de baños minerales, baños de sol y sesiones de fangoterapia con el barro negro extraído del fondo del lago. Sin embargo, los médicos advierten que el tiempo de permanencia en el agua no debe superar los 15 a 20 minutos, que no es recomendable ingresar con heridas abiertas y que se debe evitar el contacto directo de la sal con ojos y boca.

Un monumento natural en la ciudad
A diferencia de otros estanques urbanos, el Lago Salado es considerado un verdadero monumento hidrogeológico. Su nivel de salinidad y composición mineral se formaron a lo largo de siglos gracias al flujo de aguas subterráneas y a la estructura arcillosa del suelo.
En 2021, el gobierno de Armenia lo declaró oficialmente monumento natural, subrayando su relevancia científica y ecológica.
Hoy, el Lago Salado de Ereván no solo es un espacio de interés para la medicina natural, sino también un lugar de descanso en medio del entorno urbano. Su paisaje y sus cualidades terapéuticas lo han transformado en un sitio donde la naturaleza y la salud se encuentran en equilibrio, ofreciendo a los ciudadanos y turistas un refugio único dentro de la capital armenia.
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