El debate sobre la responsabilidad del inicio de la guerra de 2020 en Nagorno Karabaj vuelve a ocupar el centro del discurso político en Armenia. Tres expresidentes armenios afirman que el primer ministro Nikol Pashinyan, al decir en 2019 “Artsaj es Armenia y punto”, habría “declarado la guerra a Azerbaiyán”. En contraste, diversos analistas y organismos internacionales sostienen que la ofensiva fue lanzada por el presidente azerbaiyano Ilham Aliyev.
Las acusaciones de los expresidentes armenios
Según informaron medios locales, los expresidentes aseguran que con aquella frase Pashinyan habría “provocado” a Bakú. El argumento busca trasladar la carga política y moral de la derrota de la guerra de 44 días sobre el actual gobierno. “Al decir que Artsaj es Armenia, Pashinyan declaró la guerra”, sostienen sus críticos.

La narrativa de Bakú
En septiembre de 2020, Aliyev presentó ante el Milli Mejlis la declaración de ley marcial, alegando que “las Fuerzas Armadas de Armenia bombardearon numerosas localidades pacíficas” y que Azerbaiyán respondía en virtud de “su derecho inalienable a la autodefensa” conforme a la Carta de la ONU.
Sin embargo, múltiples investigaciones de Human Rights Watch y Amnistía Internacional confirmaron que la primera ofensiva a gran escala la lanzó Azerbaiyán el 27 de septiembre de 2020 con bombardeos masivos, drones y artillería.
El uso político de una frase
Especialistas señalan que la declaración de Pashinyan de 2019 fue un gesto político, no un acto legal de guerra. Ningún tratado internacional lo avala como tal. Convertir esa frase en argumento principal implica, en la práctica, “justificar a Aliyev”, advierte el analista Vahram Atanesyan.
El trasfondo del debate
La discusión no es solo semántica. Etiquetar a Pashinyan como “agresor” traslada la culpa a Armenia y borra la responsabilidad de Bakú por haber roto el alto el fuego de 1994 y la tregua prorrogada tras la guerra de abril de 2016. “Si uno es el incendiario de la guerra, el otro pasa a ser el ‘justo defensor’”, resume Atanesyan.
La pregunta clave sigue abierta en el espacio público armenio: ¿se debe responsabilizar al propio primer ministro, o reconocer que fue Aliyev quien desencadenó el conflicto armado?
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