El reciente encuentro en Teherán entre el secretario del Consejo de Seguridad de Armenia, Armen Grigoryan, y el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Irán, mayor general Mohammad Hossein Mousavi, volvió a poner en el centro del debate la relación entre Ereván y Teherán. Según la agencia iraní IRNA, Mousavi advirtió que la presencia de “potencias extrarregionales, incluidas Estados Unidos, constituye un factor de preocupación” para la estabilidad regional.
La visita de Grigoryan incluyó reuniones con su homólogo iraní, el ministro de Asuntos Exteriores, el presidente Masoud Pezeshkian y el principal consejero del líder supremo. Apenas una semana antes, el propio Pezeshkian había viajado a Ereván, en lo que analistas califican como un maratón diplomático destinado a reforzar la confianza mutua.
Irán en una encrucijada interna
El viaje de la delegación armenia coincidió con un momento complejo para la República Islámica de Irán, marcada por divisiones políticas internas. Un grupo de exfuncionarios envió una “carta abierta” al líder supremo pidiendo una salida diplomática a la crisis con Occidente. En respuesta, sectores del Parlamento iraní defendieron la posibilidad de abandonar el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP).

Este debate refleja la tensión entre el gobierno pragmático de Pezeshkian y el poder real que siguen ostentando el líder supremo Alí Jamenei y la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC).
¿Desconfianza iraní o dilema armenio?
El trasfondo de esta situación plantea un interrogante: ¿son los recelos iraníes los que complican la relación bilateral, o es Armenia la que enfrenta un dilema al intentar equilibrar sus lazos con Estados Unidos y su vecina del sur?
El economista iraní exiliado Hasan Mansour, profesor de la American University of Paris, declaró a la prensa cercana al gobierno de Azerbaiyán que, pese al pragmatismo de Pezeshkian, “el poder real sigue en manos del líder supremo y de la Guardia Revolucionaria”. Mansour advirtió que Irán deberá elegir entre negociar con Washington o arriesgarse a un colapso económico de consecuencias imprevisibles.
En este contexto, observadores en Ereván subrayan que si bien la cooperación armenio-iraní es vital, el dilema de Teherán no debería convertirse en una amenaza directa para la estabilidad de Armenia.
Comments