Nikol Pashinyan desafía por tercera vez a los expresidentes de Armenia a debatir sobre Nagorno-Karabaj. Descubre las reacciones y el trasfondo político de este enfrentamiento.
El primer ministro de Armenia, Nikol Pashinyan, ha lanzado un contundente reto a los expresidentes del país para discutir públicamente sobre el conflicto de Nagorno-Karabaj, una de las cuestiones más complejas y controvertidas de la región. En su tercera invitación a este debate, realizada a través de su canal de Telegram, Pashinyan instó a sus predecesores a dejar de “esconderse” y presentar sus argumentos directamente ante la población.
“Los ex presidentes dicen que no tienen nada que discutir conmigo, pero desde hace seis años discuten conmigo en rebeldía, desde una ‘distancia segura’. Si no tienen nada que discutir, entonces ocúpense de sus pensiones o de los tribunales y no reaccionen a cada una de mis declaraciones a través de representantes o conocidos”, declaró Pashinyan en tono desafiante.
Los exmandatarios Robert Kocharyan y Serzh Sargsyan, junto a sus representantes, han rechazado la invitación de Pashinyan al debate. Bagrat Mikoyan, jefe de la oficina de Kocharyan, acusó al primer ministro de tergiversar los hechos históricos y propagar mentiras. “Me pregunto cuántos armenios absolutamente ingenuos quedan en el mundo que creen en estas mentiras”, declaró Mikoyan.
Por su parte, Eduard Sharmazanov, representante del Partido Republicano de Armenia, aseguró que Pashinyan ha distorsionado la narrativa histórica del conflicto. “Nikol expresó otro absurdo y mentira: supuestamente desde 1994 las negociaciones se han llevado a cabo exclusivamente sobre la inclusión de Artsaj en Azerbaiyán. Esto es una mentira descarada”, afirmó Sharmazanov, quien también destacó que las negociaciones anteriores consideraban el derecho a la autodeterminación de Nagorno-Karabaj mediante un referéndum.
El conflicto de Nagorno-Karabaj ha sido un tema recurrente en la política armenia desde el alto el fuego de 1994. Los principios de Madrid, adoptados en 2007, estipulaban la determinación del estatus de Nagorno-Karabaj mediante un referéndum, pero las negociaciones nunca llegaron a un acuerdo final. Pashinyan sostiene que desde el inicio, el proceso negociador ha estado orientado a la devolución de Karabaj a Azerbaiyán, afirmación que los expresidentes han refutado.
El reto lanzado por Pashinyan no solo tiene implicaciones externas, sino también internas. Algunos analistas interpretan este movimiento como una estrategia para consolidar su liderazgo y desacreditar a sus oponentes políticos. “Con este desafío, Pashinyan busca proyectar su control absoluto sobre los procesos políticos y minimizar la influencia de los exmandatarios”, señalan observadores.
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