Un informe exhaustivo sobre el estado ambiental de Armenia, elaborado por el Instituto de Medio Ambiente de Estocolmo y el Centro Acopian de la Universidad Americana de Armenia, advierte que el país debe acelerar sus esfuerzos para cumplir con los estándares internacionales de calidad ambiental. El documento, parte del programa Agenda Verde de la Unión Europea, evaluó a Armenia junto con Georgia, Moldavia y Ucrania en cuestiones como políticas climáticas, energía, agricultura, construcción, transporte y biodiversidad.

Contaminación del aire: tecnología obsoleta y poca información pública
La contaminación del aire en Armenia es uno de los problemas más discutidos por la opinión pública. El informe revela que la infraestructura de monitoreo está desactualizada y no mide adecuadamente las partículas finas PM2.5 y PM10, clave para evaluar el impacto en la salud humana. Aunque existen planes para instalar nuevas estaciones financiadas por la UE y Japón, su implementación está demorada. Ciudades como Ararat, Gyumri y Alaverdi registran niveles de polvo incluso superiores a los de Ereván, mientras que en zonas industriales como Kajaran y Capan ni siquiera se cuenta con sistemas de medición fiables.
Agua: recurso limitado y contaminado por infraestructura obsoleta
El agua es otro punto crítico. Con una disponibilidad promedio de 2.600 metros cúbicos por persona al año, el país enfrenta riesgos crecientes de escasez por el cambio climático y por proyectos de represamiento en el río Araks impulsados por Turquía. La infraestructura hídrica heredada de la era soviética presenta pérdidas cercanas al 70 % en la red de agua potable. Además, solo el 1,3 % de las aguas residuales del país son tratadas, y las plantas actuales solo realizan filtración mecánica, sin tratamiento biológico, lo que pone en riesgo ecosistemas acuáticos.
Degradación del suelo: desertificación, salinización y contaminación minera
El uso inadecuado de la tierra amenaza la seguridad ambiental y alimentaria de Armenia. La agricultura intensiva, la minería y la deforestación aceleran la erosión y la salinización de suelos, especialmente en el valle de Ararat, donde 27.000 hectáreas ya presentan daños. Además, los residuos mineros y vertederos mal ubicados están contaminando tierras agrícolas y afectando la salud de las poblaciones locales.

Conclusiones: una transición verde pendiente y desafiante
El informe llama a fortalecer los sistemas de monitoreo ambiental, crear mecanismos de alerta temprana, modernizar la infraestructura hídrica y establecer planes de restauración de suelos. Según Alain Amirkhanyan, director del Centro Ambiental Acopian, «si no gestionamos con inteligencia estos recursos, Armenia enfrentará una crisis ambiental de largo plazo».
Fuentes: Informe de Evaluación Nacional sobre la Transición Verde (2025) – Instituto de Medio Ambiente de Estocolmo y Universidad Americana de Armenia. https://sei.org, https://aua.am
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