Más de 12.000 desplazados de Artsaj que llegaron a Armenia tras el desplazamiento forzado de septiembre de 2023 abandonaron el país y no han regresado, según datos recientes proporcionados por el Servicio de Seguridad Nacional (NSA). El fenómeno, que suma más de 300 salidas mensuales en promedio desde diciembre, pone de relieve los desafíos no resueltos en materia de protección, integración y asistencia a los refugiados armenios de Nagorno-Karabaj.
Según información compartida con CivilNet el 27 de mayo, hasta el 1 de mayo de 2025 un total de 28.762 desplazados habían salido de Armenia, y 16.702 habían regresado. Esto implica que 12.060 personas han abandonado Armenia sin haber regresado.
“El aumento fue de 737 personas solo entre abril y mayo, lo que indica una tendencia persistente”, señaló CivilNet, medio que ha monitoreado el movimiento migratorio desde fines de 2023.
Migración mensual sostenida y retorno mínimo
Desde octubre de 2024 hasta abril de 2025, el número de salidas mensuales ha oscilado entre 250 y 400 personas, mientras que los retornos a Artsaj han mostrado un leve crecimiento, según datos obtenidos por CivilNet. Aunque el Servicio de Migración y Ciudadanía reconoció en enero que alrededor de 150.000 personas fueron desplazadas por la ofensiva azerbaiyana, no se cuenta con cifras oficiales exactas.
Como informara SoyArmenio.com, el patrón de migración continua y la baja en los retornos dejan entrever que una parte significativa de los refugiados no considera a Armenia como un destino permanente, ni contempla un regreso a Artsaj bajo el actual control azerbaiyano.

Reconocimiento legal sin garantías reales
El 26 de octubre de 2023, el gobierno de Armenia adoptó una resolución para otorgar protección temporal y estatus de refugiado a los desplazados de Nagorno-Karabaj, también conocido como Artsaj. Sin embargo, organizaciones de derechos humanos y medios locales han cuestionado la efectividad de esta medida, dado que muchas familias aún enfrentan problemas de vivienda, empleo y asistencia médica.
“Más allá del reconocimiento legal, no se han generado mecanismos eficaces de integración social ni de inclusión económica para estas personas”, advierte la periodista Arpi Harutyunyan en un informe de CivilNet.
Además, el recorte del programa estatal “40+10”, diseñado para subsidiar el alquiler de vivienda para los desplazados, ha generado malestar entre los beneficiarios, como fue reflejado en protestas frente al Parlamento armenio en abril.
¿Fuga o nueva diáspora?
La salida sostenida de miles de refugiados despierta interrogantes sobre su destino final: ¿están siendo absorbidos por la diáspora armenia en países como Rusia, Francia o Estados Unidos, o se trata de una nueva ola de desplazamiento sin rumbo fijo?
A falta de datos detallados, los expertos temen que muchos de ellos estén cayendo en situaciones de migración irregular, explotación laboral o precariedad legal en países vecinos.
“La salida de más de 12.000 refugiados en menos de un año es una señal clara de que Armenia no ha logrado generar condiciones de acogida mínimas”, concluye CivilNet.
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