El primer ministro de Armenia, Nikol Pashinyan, abordó en Washington, D.C., la difícil situación de los cristianos desplazados por la fuerza de Nagorno-Karabaj (Artsaj) tras el conflicto con Azerbaiyán. En un contexto de cambios en la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), el destino de la ayuda humanitaria a los refugiados armenios sigue siendo un tema clave en la agenda política.
El papel de USAID y las decisiones de la administración estadounidense
La política exterior de Estados Unidos ha experimentado transformaciones bajo la influencia de figuras como Donald Trump y Elon Musk, cuyas decisiones han afectado la financiación y operación de USAID tanto dentro como fuera del país. En Armenia, este debate ha tomado un tono especialmente sensible, ya que en los últimos dos años la agencia ha sido un canal fundamental de asistencia para los desplazados de Artsaj.
Según fuentes oficiales, miles de armenios expulsados de Nagorno-Karabaj tras la ofensiva azerbaiyana dependen de ayuda humanitaria internacional. La interrupción de estos programas podría agravar la ya precaria situación de estas familias, que enfrentan desafíos socioeconómicos y psicológicos severos.

¿Se discutió la crisis de Artsaj en Washington?
Durante su visita, Pashinyan participó en reuniones clave con funcionarios estadounidenses, en las que se presume que la asistencia a los refugiados armenios fue un tema de discusión. Sin embargo, aún no se ha confirmado si se llegó a acuerdos concretos con el vicepresidente de EE.UU., J.D. Vance, o con otros altos funcionarios.
El motivo formal del viaje de Pashinyan estuvo vinculado a valores cristianos y la protección de comunidades en riesgo, lo que encaja con la difícil situación que enfrentan los cristianos desplazados de Nagorno-Karabaj. En este sentido, la ayuda humanitaria y el compromiso internacional con Armenia deberían haber sido una prioridad en su agenda.
Una crisis humanitaria que no debe ser ignorada
A medida que las tensiones geopolíticas en la región persisten, la comunidad internacional enfrenta el desafío de mantener el apoyo a las familias desplazadas. Si bien la atención mediática sobre la crisis de Artsaj ha disminuido, la realidad es que decenas de miles de personas siguen necesitando asistencia.
El futuro de la cooperación entre Armenia y Estados Unidos en este ámbito dependerá de las negociaciones en curso y de la capacidad del gobierno armenio para asegurar que la ayuda internacional siga llegando a quienes más la necesitan.
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