Las negociaciones entre Armenia y Azerbaiyán enfrentan un nuevo obstáculo, ya que Bakú rechaza la propuesta de Ereván para firmar el tratado de paz con las disposiciones ya acordadas, mientras que el Ministerio de Asuntos Exteriores de Azerbaiyán acusa a Armenia de distorsionar el proceso.
Las tensiones entre Armenia y Azerbaiyán han vuelto a escalar tras el rechazo de Bakú a la propuesta de Armenia de firmar el tratado de paz en los términos acordados hasta ahora. Esta negativa se produce en medio de acusaciones cruzadas entre los Ministerios de Asuntos Exteriores de ambos países.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Azerbaiyán, Aykhan Hajizade, rechazó categóricamente la propuesta de Armenia de firmar el tratado de paz con las disposiciones ya consensuadas y continuar las negociaciones sobre los puntos aún pendientes.
Según Hajizade, la firma del acuerdo de paz solo será posible cuando todas las disposiciones hayan sido acordadas. “Esto no puede considerarse aceptable”, afirmó, insistiendo en que el acuerdo debe abordar todas las cuestiones problemáticas para ser sostenible.
Hajizade también acusó al Ministro de Asuntos Exteriores de Armenia, Ararat Mirzoyan, de distorsionar la realidad del proceso de negociación, sugiriendo que Ereván está tratando de desviar la atención pública de la situación real.
Según el portavoz, Armenia envió sus comentarios sobre el proyecto de acuerdo presentado por Azerbaiyán en junio, pero lo hizo con un retraso significativo y eliminando disposiciones clave. Además, Hajizade criticó a Armenia por intentar reactivar el trabajo del Grupo de Minsk de la OSCE, lo que, según él, reduce el alcance del tratado de paz.
Por su parte, el Ministro de Asuntos Exteriores de Armenia, Ararat Mirzoyan, anunció que Ereván había entregado a Bakú la décima versión del proyecto de tratado de paz, que incluye un texto prácticamente acordado en su totalidad. Según Mirzoyan, de los 16 puntos en discusión, 13 han sido acordados completamente y 3 de manera parcial. Mirzoyan expresó su esperanza de que el tratado pueda ser firmado pronto, lo que abriría una nueva era de paz y estabilidad en la región del Cáucaso Sur.
Sin embargo, Bakú reiteró sus demandas, incluyendo un polémico requisito de que Armenia modifique su Constitución, vinculado a la apertura de las comunicaciones que conectarían las regiones occidentales de Azerbaiyán con la República Autónoma de Nakhicheván. Azerbaiyán también descartó la participación de terceros en el proceso, rechazando cualquier intervención externa en los asuntos internos de ambos países.
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