Las relaciones entre Azerbaiyán e Irán siguen fortaleciéndose en el ámbito del transporte y la conexión regional. Durante una reunión en Teherán, el primer ministro de Azerbaiyán, Ali Asadov, y el primer vicepresidente de Irán, Mohammad Reza Arefi, discutieron la construcción de infraestructura clave, incluyendo la ruta de comunicación que conectará Azerbaiyán con Nakhichevan a través del territorio iraní, conocida como el «Corredor Araks».
Un nuevo eje de transporte en el Cáucaso
El encuentro entre los altos funcionarios de Azerbaiyán e Irán abordó una serie de proyectos estratégicos, entre ellos la conexión vial y ferroviaria entre Azerbaiyán y Nakhichevan a través de Irán, el desarrollo del Corredor de Transporte Norte-Sur, una infraestructura clave para el comercio entre Rusia, Irán y otros países de la región; y la cooperación en sectores como la energía, el gas y el tránsito de mercancías.
El acuerdo representa una alternativa al controvertido «Corredor Zangezur», impulsado por Azerbaiyán y Turquía, que busca establecer un paso terrestre directo entre Azerbaiyán y Nakhichevan a través del sur de Armenia.

Armenia rechaza el concepto de «corredores extraterritoriales»
Mientras Azerbaiyán e Irán avanzan en su cooperación, el viceministro armenio de Administración Territorial e Infraestructura, Armen Simonyan, criticó la noción de «corredores» en la 87ª sesión del Comité de Transporte Terrestre de la Comisión Económica para Europa (UNECE) en Ginebra.
Según Simonyan los intentos de impulsar proyectos con lógica de «corredores extraterritoriales» tienen una agenda oculta y ambiciones territoriales. Recuerda además que Armenia apoya el desbloqueo de comunicaciones basado en la soberanía, la jurisdicción y la reciprocidad, rechazando cualquier imposición externa.
El gobierno armenio ve esta estrategia como una forma de transformar las economías regionales y garantizar una conectividad inclusiva sin comprometer su soberanía.
Un nuevo equilibrio en la geopolítica del Cáucaso
El acuerdo entre Azerbaiyán e Irán sobre el Corredor Araks representa un movimiento estratégico que podría redefinir las rutas comerciales y de transporte en el Cáucaso. A su vez, el rechazo de Armenia a cualquier «corredor extraterritorial» indica que el país busca una solución más controlada y multilateral para su integración en la región.
Con el desarrollo de estos proyectos, la competencia por la influencia en el Cáucaso Sur se intensifica, con Irán, Azerbaiyán, Armenia, Turquía y Rusia como actores clave en la configuración del futuro geopolítico de la región.
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