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Azerbaiyán intenta censurar a Christian Solidarity International (CSI) por denunciar crímenes contra armenios en la ONU

Presión diplomática para silenciar las denuncias sobre Artsaj genera alarma internacional

Christian Solidarity International (CSI) instó a Estados Unidos a pedir cuentas a los perpetradores de la limpieza étnica en Nagorno Karabaj.

En un movimiento que ha levantado ampollas en la comunidad internacional, Azerbaiyán ha iniciado un procedimiento formal ante las Naciones Unidas para revocar el estatus consultivo de Christian Solidarity International (CSI), una organización que documenta violaciones de derechos humanos contra la población armenia de Artsaj (Nagorno-Karabaj). Según informa Civilnet, esta medida busca acallar las voces que denuncian la limpieza étnica y destrucción del patrimonio cultural armenio en la región.

La batalla por el relato en la ONU

La Misión Permanente de Azerbaiyán ante la ONU presentó una queja ante el Comité de ONG, acusando a CSI de realizar «acciones hostiles con motivos políticos». Entre los argumentos esgrimidos destacan el uso del término «Artsaj» -el nombre armenio de la región- y la exhibición de mapas históricos que reconocen la autonomía de Nagorno-Karabaj. Azerbaiyán también objeta que la organización haya organizado eventos sobre los prisioneros armenios en cárceles azerbaiyanas y el derecho al retorno de los desplazados.

«Si Azerbaiyán logra su objetivo, no solo se censurará a CSI, sino que se sentará un precedente peligroso: prohibir incluso mencionar la existencia de Artsaj», advirtió la Oficina Central de la Causa Armenia en un comunicado difundido por la Federación Revolucionaria Armenia (ARF).

Azerbaiyán Christian Solidarity International
Azerbaiyán presiona a la ONU para expulsar a ONG que denuncia limpieza étnica en Artsaj. Expertos alertan peligro para libertad de expresión

Una ONG en el punto de mira

CSI ha sido una de las voces más persistentes en la ONU sobre la crisis humanitaria en Artsaj. En julio de 2024 organizó un evento sobre el derecho al retorno de los desplazados armenios, y en octubre de 2024 y marzo de 2025 centró su atención en la situación de los 16 prisioneros armenios juzgados en Bakú. Además, ha documentado exhaustivamente la destrucción sistemática de iglesias y monumentos del patrimonio cultural armenio, tal como reporta SoyArmenio.com.

Azerbaiyán alega que estas acciones «distorsionan los hechos», pero organizaciones de derechos humanos ven en esta acusación un intento de reescribir la historia tras la guerra de 2023. «No se trata solo de Artsaj: es sobre si la ONU permitirá que estados acosadores controlen qué derechos humanos pueden discutirse», declaró un portavoz de CSI a Civilnet.

Implicaciones para la libertad de expresión

Expertos en derecho internacional han expresado su preocupación por las posibles consecuencias de esta medida. Según análisis publicados en Wikipedia, si la ONU accede a la presión azerbaiyana, se debilitaría el sistema de protección a las ONG y se sentaría un peligroso precedente para otros regímenes autoritarios. Además, podría interpretarse como una legitimación indirecta de la limpieza étnica al silenciar a quienes la denuncian.

El caso recuerda al ocurrido en 2023, cuando Azerbaiyán logró expulsar a Hábitat Internacional de la ONU por críticas similares. Esta vez, la comunidad armenia global ha iniciado una campaña de presión para evitar que se repita la historia.

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