Hace exactamente cinco años, el 8 de octubre de 2020, las Fuerzas Armadas de Azerbaiyán bombardearon intencionadamente la Catedral de Ghazanchetsots, también conocida como Iglesia de San Salvador de Shushí, uno de los templos más emblemáticos del patrimonio espiritual y cultural armenio en Artsaj (Nagorno Karabaj).
Según informó el Ministerio de Cultura de Artsaj a Iravaban.net, este ataque no fue solo una acción militar, sino un acto de barbarie cultural, dirigido contra un símbolo de la fe y la identidad armenia. La destrucción parcial del templo, erigido en el siglo XIX, se convirtió en un emblema del genocidio cultural cometido durante la guerra de 2020.

“El bombardeo deliberado de un lugar de culto de profundo significado espiritual para el pueblo armenio fue condenado por múltiples organismos internacionales, incluida la Comisión Europea”, recuerda el comunicado. “Sin embargo, esas condenas no bastaron para detener la continua destrucción del patrimonio cultural armenio en los territorios ocupados de Artsaj”.
Una icono religioso sobrevivió milagrosamente al ataque y hoy se conserva en Ereván, convertido en un símbolo de fe y resistencia.
“Reafirmamos que el derecho del pueblo de Artsaj a regresar a su tierra natal y a su herencia espiritual es inalienable.
La comunidad internacional tiene la obligación de proteger el patrimonio cultural de Artsaj, impedir su apropiación y apoyar un retorno justo”, señala la declaración del Ministerio de Cultura de la República de Artsaj.
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