La reciente entrega de ayuda humanitaria rusa a los refugiados de Artsaj (Nagorno-Karabaj) ha provocado reacciones encontradas entre los desplazados y figuras públicas armenias, quienes acusan a Moscú de actuar por cálculo político y de haber facilitado el éxodo forzado que ahora dice mitigar. Mientras algunos beneficiarios agradecen la asistencia, otros la ven como una maniobra electoral encubierta del Kremlin de cara a los comicios parlamentarios rusos.
Según informó Factor.am, el operativo de distribución ya alcanzó a desplazados de Artsaj instalados en Azatashen, Argavand, Geghanist y Arbat, dentro de la comunidad de Masis. La iniciativa se enmarca en el programa «Rusia está contigo», impulsado por las organizaciones «Eurasia» y «Misión Humanitaria Rusa».
Ayuda dos años después del desastre
La crítica central gira en torno al lapso de dos años que ha pasado desde el desalojo forzado de Artsaj en 2023, cuando más de 100.000 armenios huyeron ante la ofensiva azerbaiyana y la inacción de las fuerzas de paz rusas. Para muchos, el gesto llega demasiado tarde y busca blanquear responsabilidades.
“Este paquete no cambia nada. Rusia nos traicionó, y ahora nos quiere dar fideos”, escribió un residente de Artsaj en redes sociales. Otros usuarios pidieron explícitamente no olvidar el rol de Moscú en la limpieza étnica de Artsaj, y alertaron sobre la posibilidad de que esta distribución tenga como fin recopilar datos electorales o ejercer presión política indirecta sobre los desplazados.

¿Solidaridad o propaganda?
El contenido del paquete repartido incluye alimentos no perecederos como arroz, trigo sarraceno, carne guisada, aceite, leche condensada y productos de higiene. Según Tigran, residente de Arbat, el paquete está valorado en 25.000 drams (unos 60 dólares), aunque él donó parte de lo recibido a familiares más necesitados. Rechazó cualquier intención electoral: “No me pueden obligar a votar. No tengo miedo, no voy a votar por nadie”, aseguró.
Meri, también desplazada de Artsaj, fue más conciliadora. “No estábamos hambrientos, pero creo que todos lo necesitaban. Espero que esto no se use con fines políticos”, declaró. Según los organizadores, se prevé repartir 140 toneladas de ayuda entre unas 30.000 personas vulnerables, incluyendo familias numerosas, personas solas y discapacitados.
Cinismo diplomático y tensiones sin resolver
Para muchos en Armenia, esta operación es parte del cinismo diplomático de Moscú, que tras apoyar tácitamente a Bakú, ahora se presenta como salvador. La paradoja de que quienes permitieron el colapso de Artsaj hoy repartan paquetes de ayuda evidencia la fractura profunda entre la sociedad armenia y Rusia.
Lo que queda claro es que la desconfianza persiste. La ayuda humanitaria no borra la memoria colectiva del abandono, ni el trauma de un pueblo obligado a abandonar su tierra ancestral mientras el supuesto garante de su seguridad miraba hacia otro lado.
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