Carnegie Endowment asegura que Armenia, Turquía y Azerbaiyán cerrarían un histórico acuerdo sobre un corredor que pasaría por Syunik, que desafía abiertamente la influencia rusa y al mismo tiempo corta las posibilidades de interacción terrestre entre Rusia e Irán
El acuerdo trilateral establecería que el corredor será administrado por Armenia, con apoyo técnico externo. No habrá presencia militar rusa, ni fuerzas del FSB. Se implementará un sistema de tránsito por colores (verde, amarillo, rojo), con liquidación electrónica y escaneo automatizado de carga. Turquía y Azerbaiyán tendrán garantías logísticas y comerciales, pero sin extraterritorialidad.
En este contexto, la administración Trump está promoviendo una propuesta para resolver el estancamiento del corredor a través de la región de Syunik de Armenia mediante el establecimiento de una empresa de logística administrada por los Estados Unidos como un operador neutral.
La reacción del Kremlin ya es de abierta hostilidad. El canciller Lavrov denunció una “injerencia occidental en el Cáucaso”, pero sin capacidad real para frenar el proceso. Irán, por su parte, quedó aislado en su objetivo de mantener cerradas las rutas turco-azerbaiyanas, y teme ahora por un cambio irreversible en el equilibrio fronterizo.
Moscú y Teherán apuestan a fortalecer el Corredor Norte-Sur que conecta Rusia con India a través de Irán y Azerbaiyán, pero la apertura del Syunik—bajo soberanía armenia— reduce el peso estratégico de ese eje logístico.
De hacerse realidad la información de Carnegie Endowment, la “Encrucijada de Paz” que propuso Pashinyan deja de ser un proyecto y se convierte en la columna vertebral de una nueva arquitectura regional, donde la soberanía, el desarrollo y la conectividad reemplazan a la tutela militar extranjera.
Origen del corredor: del alto el fuego de 2020 al intento de control ruso
La idea del Corredor de Zangezur surgió tras la guerra de 44 días entre Armenia y Azerbaiyán en 2020. En el acuerdo de alto el fuego del 10 de noviembre, mediado por Moscú, se estipulaba la apertura de «rutas de comunicación» entre las regiones azerbaiyanas. Rusia interpretó esto como la posibilidad de desplegar su Servicio Federal de Seguridad (FSB) en la provincia armenia de Syunik, para garantizar el tránsito sin controles armenios.
Pero desde el principio, Ereván rechazó frontalmente cualquier forma de extraterritorialidad. El entonces viceprimer ministro Mher Grigoryan advirtió que “ningún corredor será entregado a un tercero”, y el primer ministro Nikol Pashinyan fue endureciendo su postura a medida que aumentaban las fricciones con Moscú.

La presión turco-azerbaiyana y la respuesta armenia
Durante años, Bakú y Ankara insistieron en que el corredor debía estar libre de aduanas, policía armenia o control estatal, algo que Armenia consideraba una amenaza directa a su integridad territorial. A cambio de la paz, Azerbaiyán condicionaba todo a la apertura total del corredor.
La crisis diplomática entre Armenia y Rusia —acentuada por la pasividad rusa frente a los avances azerbaiyanos en Syunik y por la retirada de los pacificadores rusos de Karabaj en 2023— hizo que Ereván comenzara a buscar nuevos socios. Y es ahí donde Estados Unidos y la Unión Europea entran en escena.
Giro a Occidente: la “Encrucijada de Paz” y el aislamiento ruso
En octubre de 2023, el gobierno armenio presentó su proyecto “Encrucijada de Paz”, que propuso abrir todas las comunicaciones regionales bajo soberanía plena y control aduanero simplificado. El modelo fue basado en prácticas utilizadas en las fronteras de Armenia con Georgia e Irán, sin necesidad de presencia militar extranjera.
Simultáneamente, Washington impulsó un plan alternativo al patrocinio ruso, basado en una administración logística internacional —posiblemente estadounidense— para asegurar transparencia y neutralidad. El think tank Carnegie Endowment y el portal CivilNet revelaron que la propuesta contemplaba mantener la soberanía armenia, garantizar el libre tránsito a Azerbaiyán y excluir a Rusia del esquema.
Comments