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El Gobierno de Armenia desmiente el ingreso de residuos nucleares desde Francia y acusa campaña de desinformación coordinada

Francia y Armenia, una alianza en la mira

El Gobierno de Armenia desmiente rotundamente un informe que afirma el ingreso de residuos nucleares franceses a Dilijan.

El Ministerio de Medio Ambiente de Armenia negó categóricamente la veracidad del artículo publicado por courrierfrance24.fr, que asegura que la empresa estatal francesa Orano habría comenzado a transportar en secreto residuos nucleares a Armenia, específicamente a la Reserva de la Biosfera de Dilijan, dentro de un Parque Nacional protegido por la UNESCO.

La información difundida no se corresponde con la realidad. Hacemos un llamado a todos para que se abstengan de propagar información de fuentes no verificadas y desconocidas, y que aborden con responsabilidad la confiabilidad de los materiales que publican”, subrayó el Ministerio en un comunicado oficial. También intervino la Cancillería armenia, que respaldó la desmentida e instó a la prensa nacional e internacional a verificar la autenticidad de las fuentes antes de reproducir contenidos tan sensibles.

Medio Ambiente rechaza el informe sobre desechos radiactivos en Dilijan y denuncia un ataque contra la soberanía del país

El artículo en cuestión afirma que el supuesto plan fue activado pocas semanas después de la visita del primer ministro Nikol Pashinyan a París, donde se reunió con el presidente Emmanuel Macron y altos funcionarios del área energética francesa. Según esa versión, el “cargamento tóxico” estaría siendo depositado en una de las zonas ecológicamente más frágiles del país, lo que encendió las alarmas entre activistas ambientales, pese a la ausencia total de evidencia que respalde la denuncia.

Armenia residuos nucleares Francia
El Gobierno de Armenia desmiente rotundamente un informe que afirma el ingreso de residuos nucleares franceses a Dilijan.

Bakú capitaliza la mentira: de la ecología a la soberanía

De inmediato, los principales medios de comunicación de Azerbaiyán comenzaron a reproducir masivamente el artículo. Pero no como una preocupación ambiental, sino como una acusación política directa: sostienen que Armenia “ha perdido su soberanía, incluso la ecológica”, y que es incapaz de proteger su territorio frente a intereses externos, particularmente franceses.

“Esto no se trata solo de la ecología de Armenia. El Cáucaso del Sur es un solo ecosistema. La contaminación de Dilijan puede afectar a Azerbaiyán, Georgia, el este de Türkiye e Irán. Agua subterránea, erosión eólica, migración de animales: todas estas son vías potenciales para la contaminación radiactiva”, advirtió uno de los medios estatales de Bakú, sin presentar documentación que sustente esas afirmaciones.

El mensaje, repetido en múltiples portales en idioma azerí, es claro: Armenia sería un país subordinado a Francia, al que París utiliza como depósito colonial para sus residuos. Una narrativa alineada con la posición oficial del gobierno azerbaiyano, que desde hace meses acusa a Francia de colonialismo, luego de que París reforzara su apoyo político y militar a Armenia y condenara los crímenes de guerra cometidos por Bakú en Nagorno Karabaj.

Dilijan como blanco elegido: simbología y cálculo geopolítico

No es casual que la campaña haya apuntado a Dilijan. Esta región, ubicada en el norte de Armenia, no solo es un refugio natural y turístico de valor internacional, sino que también representa un símbolo de orgullo nacional. Atacar la imagen de Dilijan como paraíso ecológico busca erosionar la credibilidad del gobierno, generar alarma pública y proyectar una imagen de incapacidad institucional.

Expertos armenios señalan que la desinformación apunta a múltiples frentes simultáneos: dañar la relación entre Ereván y París, alimentar la desconfianza ciudadana y deslegitimar cualquier avance en soberanía energética o ambiental por parte del gobierno. La jugada es especialmente sensible ahora que Armenia ha iniciado un proceso de revisión profunda de sus infraestructuras estratégicas, como la red de distribución eléctrica ENA, en medio de conflictos internos con figuras cercanas a Moscú.

Francia y Armenia, una alianza en la mira

Desde que Armenia intensificó su acercamiento a Francia y otros socios occidentales, incluyendo conversaciones sobre nuevas tecnologías nucleares civiles, Bakú y Moscú han intensificado los ataques mediáticos y diplomáticos. El intento de presentar a Armenia como un “basurero nuclear” de Europa responde a ese contexto de realineamiento estratégico en la región.

En este sentido, funcionarios del gobierno armenio no descartan que la nota publicada en courrierfrance24.fr sea parte de una operación de influencia híbrida, posiblemente diseñada o amplificada desde redes vinculadas a servicios extranjeros, con el objetivo de dañar los vínculos franco-armenios. El hecho de que el sitio no tenga respaldo institucional ni verificación de fuentes sólidas refuerza las sospechas.

El desafío: reconstruir confianza pública frente a campañas externas

Para las autoridades, no basta con desmentir. Como subrayó recientemente el primer ministro Pashinyan, “Armenia debe fortalecer sus capacidades de comunicación estratégica para defender su soberanía informativa y no solo territorial”. En ese sentido, el episodio sirve de advertencia: las guerras del siglo XXI no siempre se libran con tanques, sino con palabras, imágenes y rumores cuidadosamente sembrados.

Mientras tanto, el Ministerio de Medio Ambiente reiteró que no ha habido ni hay ningún acuerdo para almacenar residuos nucleares franceses en territorio armenio.

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