Armenia ratifica el reglamento de demarcación fronteriza con Azerbaiyán, pero Azerbaiyán guarda silencio. ¿Qué implica este desequilibrio para la estabilidad en la región?
La reciente ratificación por parte de Armenia del reglamento firmado entre las Comisiones de Demarcación y Delimitación de fronteras con Azerbaiyán ha desatado una serie de preocupaciones. Mientras el Parlamento armenio avanza en la aprobación del documento, el silencio de Bakú plantea dudas sobre el futuro del acuerdo y sus posibles implicaciones geopolíticas.
El 22 de octubre, la Comisión de Relaciones Exteriores del Parlamento armenio aprobó el reglamento de demarcación, lo que allana el camino para su ratificación final en la Asamblea Nacional. Sin embargo, el viceprimer ministro de Armenia, Mher Grigoryan, quien firmó el acuerdo, afirmó que no tiene información sobre el proceso de ratificación en Azerbaiyán, lo que ha generado incertidumbre.
Grigoryan destacó: “No veo ninguna razón por la cual Azerbaiyán no debería ratificarlo si firmaron el reglamento con ese acuerdo”. No obstante, la falta de información oficial sobre el procedimiento interno en Bakú genera una creciente sospecha sobre las intenciones de Azerbaiyán y su compromiso con el proceso.
La falta de avances en Azerbaiyán ha llevado a que se planteen varias interrogantes. Rubén Rubinyan, diputado armenio, explicó en la Asamblea Nacional que, si Azerbaiyán no ratifica el reglamento, este no entrará en vigor, lo que detendría el proceso de demarcación.
“Si ratificamos ahora y Azerbaiyán no lo hace, se considerará que el acuerdo no ha tenido lugar”, afirmó Rubinyan. Esta situación ha generado preocupación, ya que algunos temen que Bakú utilice este retraso como una herramienta de presión militar sobre Armenia. Los diputados de la oposición han expresado su temor de que Azerbaiyán ratifique el acuerdo con reservas o que simplemente decida no hacerlo, dejando a Armenia en una posición de vulnerabilidad.
El silencio de Azerbaiyán no es un fenómeno aislado. Desde los eventos de 2020, tras la firma del alto el fuego que puso fin a la guerra en Nagorno-Karabaj, Bakú ha mostrado una actitud ambivalente hacia los compromisos firmados. Muchos observadores sugieren que el desequilibrio en el proceso de ratificación podría otorgar a Azerbaiyán una ventaja estratégica, dejando a Armenia en una posición desfavorable en las negociaciones futuras.
“La falta de un proceso paralelo de ratificación en ambos países rompe el equilibrio necesario para que el acuerdo sea efectivo”, expresó un analista de seguridad regional. “Azerbaiyán podría estar utilizando esta estrategia para mantener la incertidumbre y ejercer presión militar sobre Armenia”.
La oposición en Armenia ha sido clara al respecto, calificando el acuerdo como “traicionero” y “peligroso” para la seguridad del país. Si Azerbaiyán decide ratificar el acuerdo más adelante, pero con reservas, podría crear un desequilibrio aún mayor en las relaciones entre ambas naciones, dejando a Armenia en una situación de vulnerabilidad.
La falta de explicaciones claras y convincentes sobre la demora en la ratificación por parte de Bakú alimenta las sospechas de un posible chantaje militar. Armenia, habiendo cumplido con su parte del acuerdo, podría verse atrapada en un marco en el que Azerbaiyán mantiene la capacidad de decidir cuándo y cómo aplicar el reglamento.
FOTO: ARMENPRESS – Agencia ARKA – SoyArmenio
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