El gobierno de Armenia ha ratificado un nuevo acuerdo financiero con Alemania para impulsar el desarrollo de energía renovable y eficiencia energética con un préstamo de 26 millones de euros, complementado con una subvención de 2 millones destinada a servicios de consultoría técnica.
Berlín respalda la transición energética armenia con nuevos fondos, pero el acceso público a la información sobre su ejecución sigue siendo limitado
El acuerdo fue formalizado durante la última sesión del Ejecutivo, marcando el inicio de la cuarta fase del programa de cooperación energética entre Ereván y el banco alemán KFW (Kreditanstalt für Wiederaufbau). Según el Ministerio de Finanzas, la financiación está destinada a promover la generación de energía limpia y reducir la dependencia del país de combustibles fósiles, un objetivo alineado con los compromisos ambientales internacionales suscritos por Armenia.
Energía verde con condiciones preferenciales
Además del paquete aprobado, el convenio firmado prevé un préstamo preferencial adicional de hasta 40 millones de euros para la quinta etapa del programa, más un millón de euros en subvenciones de apoyo. La cooperación con KFW, que opera en Armenia desde 1998, ha sido fundamental en áreas como microfinanzas, infraestructura y energía.
“Alemania apoya firmemente el desarrollo sostenible en Armenia. Esta cooperación muestra confianza en las capacidades del país para avanzar en su transición energética”, declaró un representante del Ministerio de Economía tras la sesión.
Energía verde… pero opaca
A pesar del optimismo oficial, la falta de rendición de cuentas pone en riesgo la legitimidad de los préstamos internacionales. Según expertos locales, el gobierno debe comprometerse a publicar los criterios de selección de empresas beneficiarias, así como los planes de impacto ambiental, costos reales, cronogramas de ejecución y mecanismos de fiscalización social.
“No podemos hablar de sostenibilidad si el pueblo no sabe quién construye, cómo se gasta el dinero o qué resultados se obtienen. Lo verde no es solo una etiqueta energética, también debe ser una política transparente”, afirmó Lilit Asatryan, experta en economía energética.
El riesgo de regulares— es una advertencia clara sobre la necesidad de democratizar el acceso a la información en proyectos estratégicos. Como han señalado organizaciones de la sociedad civil, la eficiencia energética no puede disociarse de la eficiencia institucional.

El desafío de la confianza
El banco alemán KFW, cuyo objetivo declarado es fomentar el desarrollo sostenible en países con economías en transición, ha sido uno de los principales aliados financieros de Armenia desde finales de los años noventa. Sin embargo, la continuidad de esta cooperación dependerá no solo de los resultados técnicos, sino también del cumplimiento de criterios de gobernanza, transparencia y participación ciudadana.
El Gobierno de Armenia ha prometido que la cuarta fase del programa incluirá inversiones en infraestructura para energías limpias, mejoras en eficiencia energética de edificios públicos y residenciales, y el fortalecimiento de capacidades técnicas del personal estatal. Pero hasta el momento, no se ha publicado el listado completo de beneficiarios, ni los términos contractuales con las empresas involucradas.
“Las subvenciones son bienvenidas, pero deben venir acompañadas de obligaciones concretas de acceso a la información. No se puede construir una política energética sostenible en un entorno de opacidad”, dijo a este medio Hayk Minasyan, integrante de la Asociación Armenia para la Gobernanza Abierta.
El Ejecutivo guarda silencio sobre estos cuestionamientos. Y aunque la narrativa oficial se centra en el desarrollo verde y el progreso tecnológico, lo cierto es que la confianza pública en la gestión estatal sigue erosionándose, en particular tras los escándalos vinculados al manejo de fondos internacionales, como ocurrió recientemente con el programa satelital.
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