El primer ministro de Armenia, Nikol Pashinyan, anunció una serie de medidas y principios estratégicos que marcan un punto de inflexión en la política nacional. Durante una rueda de prensa, el jefe de Gobierno habló de la gestión del proyecto “Trump Way”, la simplificación de pasos fronterizos, la resolución de territorios ocupados, las reformas constitucionales y la posibilidad de abrir la frontera con Turquía. Sus declaraciones reflejan un viraje hacia lo que denominó “la era de la paz”.
“Trump Way”: gestión compartida sin cesión de control
Pashinyan aclaró que la empresa armenio-estadounidense prevista en el marco del proyecto “Trump Way” no tendrá control sobre la carretera, sino que se encargará de su gestión empresarial. “La empresa armenio-estadounidense no controlará esa carretera, sino que la gestionará, es decir, se encargará de la gestión empresarial”, afirmó. El primer ministro insistió en que el proyecto se rige por el principio de reciprocidad, contemplando ventajas tanto para Armenia como para Azerbaiyán.
Simplificación de pasos fronterizos
El premier armenio subrayó que el acuerdo de Washington se apoya en cinco principios: integridad territorial, soberanía, jurisdicción, inviolabilidad de fronteras y reciprocidad. Con esa base, Armenia busca simplificar los pasos fronterizos. “Simplificaremos no solo los pasos fronterizos entre Armenia y Azerbaiyán, sino todos los pasos fronterizos, para que el entorno comercial se simplifique al máximo”, señaló.

Reforma constitucional si el acuerdo de paz lo exige
Al abordar las posibles tensiones legales, Pashinyan fue categórico: “Durante el proceso de ratificación, si nuestro Tribunal Constitucional decide que el acuerdo de paz contradice la Constitución, yo mismo iniciaré las reformas constitucionales”. Recordó que el Gobierno trabaja en un nuevo borrador constitucional con horizonte 2027 y eventual referéndum, aunque aclaró que ese proceso “no está vinculado directamente al acuerdo de paz, aunque puede tener impacto estratégico”.
Territorios ocupados y la Declaración de Alma-Ata
El primer ministro destacó que la cuestión de los territorios ocupados por Azerbaiyán se resolverá mediante el trabajo conjunto de las comisiones de demarcación, tomando como base la Declaración de Alma-Ata. “Tanto nosotros como Azerbaiyán tenemos un problema con los territorios ocupados. Resolveremos estos asuntos en un ambiente de acuerdo, basándonos en el reglamento definido y la Declaración de Alma-Ata”, dijo. Según Ereván, más de 200 km² de territorio armenio siguen bajo ocupación azerbaiyana.
Fin del “movimiento de Karabaj”
Uno de los anuncios más simbólicos fue el cierre definitivo del capítulo conocido como el “movimiento de Karabaj”. “He participado en el movimiento desde séptimo grado, pero creo que debemos dejarlo atrás”, afirmó Pashinyan. Incluso llamó a los ciudadanos a rebelarse si no están de acuerdo con esta estrategia: “Probablemente soy el único primer ministro que invita abiertamente a la revolución si el pueblo rechaza la línea estatal”. En su opinión, Karabaj se había convertido en un obstáculo para consolidar la soberanía de Armenia.
Hacia la apertura con Turquía
El mandatario también habló sobre el futuro de las relaciones con Ankara: “Espero y estoy seguro de que en algún momento se abrirá la frontera entre Armenia y Turquía”. Relacionó este proceso con el principio de reciprocidad y con la posibilidad de viajes turísticos, aunque alertó sobre los riesgos de que la cuestión de los refugiados armenios y azerbaiyanos de los años noventa se convierta en un foco de especulación política.
Una “era de paz” bajo prueba
Con estas declaraciones, Pashinyan busca proyectar un nuevo rumbo: menos dependencia del conflicto de Karabaj y más integración regional a través de acuerdos de paz, proyectos conjuntos y apertura de fronteras. La apuesta, sin embargo, enfrenta la prueba más dura: la desconfianza interna y el temor de que los principios de soberanía se vean comprometidos en la negociación con Azerbaiyán y Turquía.
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